Los 27 de noviembre de cada año festejamos el día de la Virgen de la Medalla Milagrosa. Fecha fundamental en el calendario cristiano donde se recuerda la jornada en la que la Santísima Virgen María se le apareció a la monja Catalina Labouré. Durante su alocución, recibió la misión de crear una medalla que transmitiera su imagen y valores.
Breve historia de Catalina Labouré
Nació en Francia en 1806. Desde muy joven se entregó a la misión que la acompañaría en su vida: la entrega al servicio de los más necesitados. Su hermana mayor ingresó a Las Hijas de la Caridad, y Catalina aspiró a imitar en su vida, el mismo camino de servicio a los pobres y brindarles ayuda y consuelo.
Catalina y su primer encuentro con la Virgen María.
La noche del 18 de julio de 1830, un ángel representado en un niño se le apareció y le dijo que la Santísima Virgen la esperaba en la capilla del recinto. Catalina solícitamente llega al lugar y se encuentra con María, quien le dijo: «Dios quiere confiarte una misión. Tendrás que sufrir mucho, pero no tengas miedo». Catalina se arrodilló ante María y tocó sus rodillas. La misma refirió este encuentro cómo el momento más feliz de su vida.
En su segunda aparición, meses más tarde, el 27 de noviembre de 1830 la Virgen María se le apareció a Catalina con un objetivo concreto: «Haz acuñar una medalla según este modelo. Las Gracias serán abundantes para las personas que la lleven con confianza.».
La imagen que vió Catalina es la misma que hoy se observa en el diseño de la Medalla Milagrosa. Catalina vio a la Virgen María sobre un globo y llevaba otro sobre sus manos. De sus manos partían rayos de luz. La Virgen misma le explicó el significado de lo que veía. «Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las Gracias y Bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan.
También, alrededor de ella, Catalina vio una aureola con la frase: «Oh María sin pecado concebida, Ruega por nosotros que recurrimos a Tí». Detrás había una letra «M» coronada con una cruz y debajo, los Sagrados Corazones, el primero, rodeado por una corona de espinas y el segundo atravesado por una espada. La Virgen ordenó a Catalina acuñar una medalla de acuerdo al modelo que le rebelaba. Y le prometió conceder grandes gracias a quienes usaran la medalla luego de ser bendecida.
Última aparición.
La tercera y última aparición de Nuestra Señora ocurrió al poco tiempo, allí la Virgen le brindó su apoyo, en la misión que le había encomendado de hacer realidad la medalla.
Investigada por la Curia durante dos años, Catalina fue «observada» para determinar si era digno de confianza su mensaje.
Las primeras medallas se comenzaron a distribuír en 1832, en medio de la epidemia de cólera que azotaba París. El hecho de que multitud de fieles fueran curados hizo que fuese considerada como milagrosa la medalla que llevaban consigo.
Catalina Labouré murió en 1876. Canonizada por el Papa Pío XII en el año 1947.
Oración a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Postrado ante Vuestro acatamiento
¡Virgen de la Medalla Milagrosa!
Y después de saludaros en el augusto misterio
de vuestra concepción sin mancha,
Os elijo desde siempre por mi Madre,
Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones
Y Protectora ante la Majestad de Dios.
Yo os prometo, Virgen Purísima,
no olvidaros jamás ni vuestro culto
ni los intereses de Vuestra Gloria.
A la vez que os prometo también,
promover en los que me rodean,
Vuestro Amor.
Recibidme Madre Tierna, desde este momento
y sed para mí el refugio en esta vida
y el sostén a la hora de la muerte.
ASI SEA.
Santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Curapaligüe y Avenida Asamblea.
Parque Chacabuco (frente a Parque Chacabuco).