«El incendio de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York el 25 de marzo de 1911 es el desastre industrial más mortífero en la historia de la ciudad de Nueva York y el cuarto en el número de muertes de un accidente industrial en la historia de los Estados Unidos. El fuego causó la muerte de 146 trabajadoras textiles que murieron por quemaduras provocadas por el fuego, la inhalación de humo, o por derrumbes. La mayoría de las víctimas eran jóvenes mujeres inmigrantes de origen judío e italiano de entre dieciséis y veintitrés años de edad. La víctima de más edad tenía 48 años y la más joven 14 años«, nos informa el portal wikipedia como en tantas otras oportunidades.
Aquellas trabajadoras que pasaron a la historia por reclamar las ocho horas de trabajo, el descanso dominical, principios y justicia social para ellas y su familia y que luchar por eso la muerte las encontró ante un incendio que asegura fue intencional.
La tragedia se debió a la imposibilidad de salir del edificio incendiado y en llamas ya que los responsables de la fábrica de camisas habían cerrado todas las puertas de las escaleras y salidas, una práctica común para evitar robos y altercados. Muchas de las trabajadoras que no pudieron escapar del edificio en llamas saltaron desde los pisos octavo, noveno y décimo a las calles.El desastre en la fábrica textil de Triangle Shitwaist obligó a importantes cambios legislativos en las normas de seguridad y salud laborales e industriales y fue el detonante de la creación del importante Sindicato internacional de mujeres trabajadoras textiles (International Ladies’ Garment Workers’ Union) que lucha por mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras textiles.
Luego de la revolución industrial inglesa y el auge del capitalismo como reordenamiento y disciplina social fueron dándose en el mundo y en particular en las regiones más alejadas de los centros económicos y de desición diversas circunstancias en las que encontraron a la mujer como la abanderada de las luchas de los trabajadores.
Esto mismo sucedió en nuestra ciudad de Buenos Aires y en particular motivado por la llegada de la inmigración que se hacinaba en los conventillos. Con el aumento desproporcionado con las condiciones habitacionales los propietarios impusieron un aumento del 30 % de los inquilinatos y que despertó la lucha de mujeres y niños logrando la adhesión de sus maridos.
500 conventillos se fueron plegando al reclamo por justicia e incluso, en Rosario, sabedores de aquello que acontencía en el territorio porteño otras mujeres organizaron la resistencia en tal magnitud que se conoció como la Huelga de inquilinos o la huelga de las escobas porque ellas, arriesgando todo, sacaban a golpes incluso a policías que llegaban con la orden de desalojarlos.
En este 8 de marzo este portal quiso recordar las luchas de las mujeres trabajadoras y rendirles su recon ocimiento.
Es de esperar que nuevos reclamos se sucedan en función del bienestar de la familia en su conjunto. Ojala sea así.