Parece que argentinos, porteños y los barrios estamos condenados a la discordia, a la falta de diálogo y anteponer enfrentamientos antes que arreglar las cosas conversando en busca de soluciones que satisfagan a las partes e incluso a las necesidades barriales.
Chacarita y Colegiales no escaparon a lo mencionado. Desde una mirada sectorial se privilegió una visión que no tuvo en cuenta el tejido urbano común y su relación con los barrios vecinos.
No queremos especular con aquello que pudo haber pasado, al no tener datos concretos pero suponemos que no fue fácil la etapa urbanizadora cuando se pasó de los quintales de Comastri y Bollini al Mercado Dorrego. Éste habrá sido un forma de consensuar intereses comunes puesto que a ambos les convenía un lugar para concentrar y vender lo producido, suponemos. Lo que si sabemos, a través del historiador barrial el arquitecto Jorge Boullosa, es que por disputas de límites hubieron discusiones y alguna de ellas debió ser llevada ante la justicia.
En la foto de la presente nota observamos lo que hoy se conoce como los silos de Dorrego y que anteriormente sirvieron para guardar granos y otros productos agropecuarios de la empresa Mineti, muchos de ellos llegados desde las provincias haciendo escala en la estación Colegiales y la playa de maniobras y a partir de ésta a través de calle Concepción Arenal por via paralela llegaban al mercado. Toda la zona, un poco por reflejo de aquellos quintales, un tanto por las terminales de trenes propias o cercanas, se había convertido también en un centro de acopio en Palermo, Paternal, especialmente. Grandes y reconocidas marcas se habían instalado tales como Bodegas Giol (Palermo), Peñaflor (Paternal) en la calle Warnes cruzando Elcano convirtiéndose en Garmendia.
Villa Ortúzar aportó lo suyo y también tuvo su auge industrialista a través de la fábrica Sudamtex, de conocida especialidad no faltando otras firmas como la Algodonera o Anilinas Colibrí que hoy permanece en el lugar de siempre en Alvarez Thomas a matros de Forest y Elcano conformando las famosas «Ocho esquinas» que merecieron a través del poeta Italo Curio, autor de «cuando caigan las hojas», además, y la Beba Pugliese hija del Gran Maestro Osvaldo Pugliese que por varios años se domicilió en la Av. Forest en donde ahora se encuentra la caracterizada inmobiliaria de Wilfredo Cabandié, un vecino de dilatada trayectoria barrial en el quehacer de compra, alquiler -venta de inmuebles.
Así fuimos llegando a estos tiempos donde sin solución de continuidad se decidía -y se decide- entre pocos que es lo que nos conviene a todos.
La construcción del puente Dr. Pedro Bustos trajo sus conflictos e intereses opuestos antes y después de cruzarlo al existir dos posturas. Los vecinos desde Amenábar hacia Federico Lacroze o hacia Cabildo les resultaba cómodo como estacionamiento privado, la erradicación del Mercado Dorrego entre gallos y mediasnoches, una decisión por arriba e inconsulta que trajo como consecuencia un vacío urbano de por lo menos treinta años sin una planificación a largo plazo. La división de la Ciudad en comunas hecha a la que me importa que dividió Chacarita y Colegiales desoyendo argumentos de las Entidades barriales en voz del arquitecto Jorge Boullosa, la discusión sobre el puente en Federico Lacroze, el asesinato ambiental de talar de cuajo los árboles en Crámer y en Amenábar para abrir un paso a nivel alternativo y luego clausurarlo pudiéndose evitar las controversias. Dejar el paso a nivel a cien metros de la estación hubiese sido una solución ya que habida cuenta que el despropósito urbano ya se había hecho (talar árboles) y ahora, el tema del Mercado Central centrando la discusión en la apertura y no en el lugar adecuado, quedando a la deriva prácticamente casi la totalidad de las nueve hectáreas de la playa de maniobras de la estación Colegiales donde desgraciadamente la pregunta es si pasará lo mismo que con el mercado Dorrego. La inseguridad con motivo de la falta de efectivos policiales tanto sea por Federico Lacroze o el puente peatonal de la calle Zabala donde en ninguno de los casos es aconsejable cruzarlos en horario nocturno y variados temas más que sería muy extenso mencionarlos a todos.
Buenos Aires y los barrios hasta la llegada del ministro de Economía Alfredo de Hoz (quien decía que era lo mismo la industria pesada que fabricar caramelos, entre otras cosas) y que posteriormente se extendió a los años ’90 hasta el 2001 donde sufrimos la apertura indiscriminada de la economía y que echó por tierra la incipiente industria textil o cualquier otra actividad industrial terminando a la buena de Dios todo aquello que en tantos años se fue construyendo, el desguace del Estado o simplemente el remate de las empresas públicas a como sea con licitaciones a pedido del oferente o directamente mediante decreto presidencial. Así se regaló a mejor postor por el mismo sistema Obras Sanitarias de la Nación, Aerolíneas Argentinas, Segba y otras.
La necesidad de entendernos entre todos pasando de una democracia formal a otra participativa donde se decida en niveles inferiores todo aquello que sea factible de hacerlo tal la propuesta del municipalista español Jordi Borja tantas veces citado y jamás puesto en práctica sus teorías que nos llevaría a una auténtica descentralización y no, en ocasiones sí y otras no, de una desconcentración que por muchos factores, algunos citados más arriba, traen más problemas que soluciones. Así nos va cuando el protagonismo vecinal es el convidado de piedra o se maneja todo de acuerdo a intereses partidocráticos o sectoriales.
Así nos va cuando unos pocos deciden aquello que nos conviene a todos…