UN MUNDO DE AMOR…

Emilio Aragón 'Miliki', uno de los famosos 'payasos de la tele', ha fallecido a los 83 años, según ha informado la productora Globomedia. Miliki era el padre de Emilio Aragón, socio consejero de Globomedia y uno de sus fundadores.

Allá hace unos años atrás falleció este payaso que cultivaba el mundo de las fantasías y de las añoranzas de los pibes en un mundo como el actual complicado, por seguro vacío de contenido donde el individualismo a ultranza vale más siendo más proclive al individualismo por si mismo o por qué no a la bartola financiera que a la filosofía del amor, la misma que viene hace más de 2000 años con sus reveses, con marchas y contramarchas. Filosofía del amor que toma a la persona como sujeto de su propia historia y no como predicado.

Nacido en Carmona (Sevilla) en 1929, en su juventud trabajó junto a sus hermanos por toda América en diversos espectáculos y medios de comunicación y el cenit de su carrera le llegó con el espacio de TVE Había una vez un circo, en el que estuvo entre 1973 y 1977, cuando se retiró.

Miliki, el payaso que endulzó nuestra infancia, con laboriosidad y esmero, no pregonaba el "sálvese quien pueda" sino la sonrisa de un niño que es muchísimo más que una carcajada.

Por que en la sonrisa de un niño está allí el jardín de los benos deseos, la carencia de la maldad insolente y el atrevimiento tan común hoy que toma cuerpo los niños de la guerra de Siria, en la muerte de los pebtes de los refugiados.

Este mundo necesita amor, el que viene pregonando Francisco por el mundo entero, ese amor que es hacer algo por el otro: ¡VAYA SI LO HICIERON ESTOS NOBLES PAUASOS!

Emilio Aragón 'Miliki', uno de los famosos 'payasos de la tele', ha fallecido a los 83 años, según ha informado la productora Globomedia. Miliki era el padre de Emilio Aragón, socio consejero de Globomedia y uno de sus fundadores.

Miembro de una familia de payasos de gran tradición, formó parte del trío Gaby, Fofó y Miliki quienes alcanzaron su máximo éxito con el programa Había una vez un circo.

Y, sin embargo, culminando esta sentida nota, estamos convencidos que las personas se eternizan en las felicidades que supierion despertar, permanecen inalterables allí donde el corazón manda y la bartola financiera no puede entrar.