Muchos recuerdan a Cambalache. Lo cantan, lo recitan y lo releen, una y mil veces.
Nosotros nos preguntamos y afirmamos: ¿Si hiciéramos algo para que el mundo no sea una porquería?
Argumentos tenemos. Es necesario verlos y ponerlos en práctica.
Cuando el Hijo del Hombre hace más de 2000 años llegó a este planeta de mortales traía consigo la gran novedad. Traía consigo el cómo terminar con este mundo “que fue y es una porquería”.
Su propuesta fue el amor por el semejante. Así nacía la filosofía del amor que hace al hombre en sujeto de su propia historia y no como predicado como vinieron proponiendo pensamientos posteriores a su llegada.
Dios, quedó escrito, entregó la tierra a los hombres (hombres y mujeres, se entiende) para que nos abastezcamos de ella, para que podamos alimentarnos y cobijarnos de ella (Génesis)
Así nació el contacto con el Padre Sol, la Madre Tierra y la Hermana Naturaleza.
Era la fórmula ideal de un mundo que el Hijo del Hombre nos propuso: “Ama al prójimo como a ti mismo”.
Para Jesús, de Él estamos hablando, “Todos los hombres son iguales” y “Todo hombre es mi hermano”.
Sin embargo, los “racionales” son eternos rebeldes, desobedientes al máximo. Tienen una “religiosidad” inmejorable: necesitan explicar todo viviendo desde las verdades verdaderas pero se olvidaron de la “No verdad”
Los demás animales, sin embargo, sí , tomaron El Mensaje. Un ejemplo ilustrativo son los caballos, los perros y los gatos quienes se relacionan con el mundo a través del sentimiento y no desde “la razón”. Sentimiento que nos propone fidelidad, amor incondicional, amistad sin renuncios.
Entretanto “los racionales” seguían con su prédica y fueron avanzando cada vez más y en forma más alarmante en su enfermiza práctica para reemplazar al Creador.
Algunos “racionales” se apoderaron de los bienes que son todos utilizándonos en beneficio propio y nada les importó que “A nadie le es lícito el uso individual de los bienes cuando a los más les falta lo necesario para sobrevivir” (Encíclica “La hora de los Pueblos”)
Siguieron avanzando en su disociante y atea conducta. Cada vez más, cada vez en forma más preocupante reemplazando la FILOSOFÍA DEL AMOR” que nos trajo para siempre el Hijo del Hombre.
Esos “algunos racionales” empezaron cada vez más en su pretensión de ponerse en lugar de Dios.
Esa pretensión provocó hambrunas, necesidades básicas insatisfechas, “viviendas” construídas con ramas y corteza de los árboles.
Esa pretensión impuso, en África para citar un caso, el no acceso al agua potable, la falta de atención médica de calidad, obligó a otros a los que también Dios les entregó la tierra a sufrir lo insufrible.
El desinterés de esos “algunos racionales” hacia las necesidades del prójimo trajeron guerras cada vez más alevosas modernizando armas –cada vez las modernizan más- hasta la locura que la bomba arrojada en Hiroshima resulte hoy el primer paso hacia la destrucción total del planeta.
Las matanzas de niños en Siria, los misiles que les tiran donde caigan a los israelíes y la desproporcionada andanada bélica de las autoridades israelí contra el Pueblo Palestino, el desconocimiento de los derechos humanos de los Refugiados y en otro orden de cosas, el buscar agua en otros planetas e interesarles nada las necesidades de todos, por seguro que están llamando la venida una vez más del Hijo del Hombre para acabar con tanto salvajismo.
Por seguro que vendrá pero esta vez para imponer su propuesta de siempre que es la filosofía del amor para que nunca más hayan pocos que tienen mucho y los más que nada o muy escasamente tienen algo.