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“Un museo es un ser vivo que debe luchar por su credibilidad y prestigio”

La doctora en Comunicación, Diana Cazaux, reflexionó sobre los museos interactivos y el rol de las universidades como formadoras de conocimiento. Asimismo, analizó cómo los museos de ciencia y tecnología son espacios necesarios para la divulgación científica.

Guillermo Meliseo (Agencia CTyS-UNLaM) – Dentro de ellos emerge la historia, distante, pero muy cerca del espectador: papers científicos, piezas tipo lego que simulan la estructura del ADN, tubos de ensayo, obras de arte, esculturas; un espacio que invita a recordar la cultura científica del pasado y reflexionar sobre ella. Son los museos de ciencia y tecnología los protagonistas de tan titánica tarea pedagógica.

En su libro Origen y desarrollo de los museos interactivos de Ciencia y Tecnología , la doctora en comunicación, Diana Cazaux, se sumerge en el mundo de la museología científica para analizar la función social y educativa de este tipo de museos. En tal sentido, hace un recorrido por los principales museos del siglo XV hasta llegar a los que, hoy en día, utilizan herramientas digitales para ser consultados. Tal como lo expresaba Confucio: “Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”.

En su obra, usted hace un recorrido por el siglo XV para explicar la evolución de los conceptos de Ciencia, Técnica y Tecnología y su impacto en los museos e instituciones educativas. ¿En qué momento la noción de interactividad comenzó a ser un principio fundamental para la difusión del conocimiento?

Los Science Museum o Museos de Ciencia y Tecnología nacen con la idea de conservar y exponer las herramientas con las que se estaban produciendo las revoluciones tecnológicas de la época. En estos museos apareció por primera vez la necesidad de vincular de una manera más activa a los visitantes, incluyendo un enfoque demostrativo de cómo funcionan las cosas a partir de exhibiciones que reaccionan a la puesta en marcha por parte del visitante, cuyo papel es receptivo.

Hablar de interactividad presupone un esfuerzo intelectual por parte de un sujeto emisor para retroalimentarse de un sujeto receptor y viceversa. En tal sentido, ¿el hombre que se relaciona con sus pares en sociedad es interactivo por naturaleza o, más bien, la interactividad es producto del avance tecnológico y digital?

Con los avances tecnológicos y su “interacción” con el ser humano, el concepto de interactividad se está alejando de lo que fue alguna vez su definición más purista: aquella que, como usted bien destaca, se remonta a la clásica conversación entre seres humanos, donde la reciprocidad en la información es la más compleja y enriquecedora que se podrá ver bajo cualquier medio; no hay nada más interactivo que la comunicación entre iguales, sobre todo en un medio presencial.

O sea que la interactividad se ve afectada con el surgimiento de nuevos dispositivos interactivos, como la televisión digital…

En realidad, en la actualidad, la interactividad se ha convertido en un adjetivo calificativo, por ejemplo, cuando hablamos de televisión interactiva, pero ¿qué hay de cierto en esto? La televisión interactiva no es realmente interactiva, tampoco son interactivas la gran mayoría de CD-ROM, las animaciones de Flash o la lectura de un libro. Enseñan una falsa idea de que podemos transformar el contenido y la experiencia que tenemos con distintos tipos de productos, cuando es realmente el usuario quien sigue siendo el receptor, unidireccional, sin posibilidades de encontrar una experiencia modificable de un producto o servicio.

¿Cuál es la diferencia entre un museo “clásico” y el interactivo?

En el museo interactivo se divulga la ciencia a través de herramientas divertidas y, además, estos museos ofrecen espacios interesantes para la comunicación y el aprendizaje. En estos espacios lo importante no es solo ver, sino integrarse en la exposición a través de una experiencia multisensorial, manipular los contenidos, generar conclusiones, exponerlas en el mismo espacio comunicativo y llevárselas consigo. Los museos interactivos se han convertido en centros de aprendizaje público donde se plantea una nueva forma de interrelación entre el objeto de conocimiento y el individuo. En estos centros se agudizan los sentidos que estimulan la imaginación y la reflexión.

¿La idea de ir a un museo y poder ser parte de la experiencia que allí se propone es una necesidad que surge para mantener al espectador entretenido o va de la mano con el boom de las pantallas y dispositivos digitales?

Son dos maneras diferentes de acceder a los museos: una de manera presencial y la otra a través de la Internet de manera virtual. Los museos más importantes del mundo están adoptando esta medida para generar “interactividad”. La proyección a futuro es que cualquier persona, desde cualquier lugar del mundo, pueda ingresar a las salas de los museos a través de la web. Se estaría evolucionando hacia los museos interactivos, cuyo objetivo sea que la gente pueda llevarlos en su iPod o portátil a todas partes.

Más allá del rol educativo ¿para usted qué relación existe entre los museos y las universidades?

Los museos tienen un papel fundamental que jugar en la promoción de la actividad cultural en cualquier universidad moderna. De hecho, los museos son el instrumento más efectivo que tienen las universidades para promover la cultura en el sentido más amplio del término y llevarla a la comunidad exterior. El ambiente del museo –por definición, abierto a todo el mundo-, las colecciones que posee, las exhibiciones que presenta, las conferencias y cursos libres que organiza, las observaciones y demostraciones que en él pueden tomar lugar, proyectan la universidad a la comunidad y promueven una cultura y una mentalidad abiertas y modernas.

¿Cuál es la situación actual de los museos interactivos?

Entiendo que cada uno de ellos, dentro de sus posibilidades, se empeñan en cumplir con el papel, dentro de una sociedad organizada democráticamente, en ser el escenario común y creíble entre cuatro actores: la sociedad, la comunidad científica, el sector productivo y de servicios donde se usa la ciencia y la administración donde se gestiona la ciencia. Y eso solo se gana con prestigio. Un Museo Interactivo de Ciencia y Tecnología es un ser vivo que como todos los seres vivos, se obliga a sí mismo a durar en el tiempo, pero que, además, debe luchar por su credibilidad y prestigio en todo lo que hace.

*Diana Cazaux es doctora en Comunicación por la Universidad Austral. También es Licenciada en Ciencias de la Información y Opinión por la Universidad del Museo Social Argentino y  presidente de la Asociación Iberoamericana y Argentina de Periodismo Científico. Autora de varios libro de ciencia, como "El ADN del periodismo científico: el reportaje interpretativo", "La historia de la divulgación científica en la Argentina" y "La historia del periodismo científico en la argentina".

Fecha de Publicación: 2017-05-19
Fuente: Agencia CTyS-UNLaM
Es una publicación de la Universidad Nacional de La Matanza


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Número de publicación: 2367
 
 

 

 

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