LA CIUDAD DE BUENOS AIRES Y EL PAÍS

Tamaña sorpresa se llevaron los conquistadores cuando  a diferencia de otros lugares en el Río de la Plata no había cobre ni ningún otro mineral, no había café ni azucar.

Su riqueza pasaba por otro lado. No era otra que la geográfica, su puerto permitía que el vaciamiento y robo de las riquezas de gran parte del sub-continente americano debiera hacer un viaje directo hacia España, el Reino Unido, Portugal, Francia y otros  sin traslado en demasía: vía el Río de la Plata llegaba más cómodo hacia esos lugares que produjeron un auténtico genocidio con los pueblos nativos asesinando más de quinientos mil almas trayéndonos el espíritu mercantilista, la filosofía, la religión y todo aquello que tuviese que ver con el viejo continente.

Los nativos de estas tierras adoraban al Padre Sol, Madre Tierra y la Hermana Naturaleza que les proveía de abrigo, cobijo y la posibilidad de extraer el alimento. Los nativos del Río de la Plata cazaban no por placer sino por necesidad que es otra diferencia entre el mercantilismo y la necesidad de subsistir (en las Sagradas Escritura , recordemos, Dios entrega al hombre la tierra para proveerse de ella. A todos los hombres aunque luego unos pocos se apropiaron de aquello que pertenece al ser humano en su conjunto)

Llegado el conquistador Pedro de Mendoza con el ánimo de alzarse con todo aquello que encontrase debiendo entregar la parte convenida con el soberano español en lugar de robarse el oro y las piedras valiosas; en lugar de dedicarse a matar a los nativos para usurparles sus riquezas, se encontró sin ninguna de las cosas que ambicionaba.

A poco de llegar al Río de la Plata fueron recibidos por los nativos que sí eran cristianos en su esencia porque repartían aquello que poseían llevándoles a quienes ni siquiera los consideraba personas el alimento y aquello que los ladrones necesitaban.

No lo decimos nosotros sí los cronistas que llegaron con Pedro de Mendoza, quien sufría de una sífilis de aquellas, mencionando primeros narradores, el buen recibimiento por parte de los nativos acercándoles, reiteramos, aquello que necesitaban y sin pedir nada a cambio.

No les alcanzó exigiéndoles más y más que por supuesto sobrepasaba la propia necesidad pero al negarse los nativos a entregar aquello que les pertenecía a todos sin distinción, Pedro de Mendoza comisiona a su hermano para presentar batalla de la cual sale derrotado y humillado militarmente.

Con la desición del Conquistador Pedro de Mendoza y del hermano comisionado para alzarse con lo ajeno se inició a regar el suelo de sangre. De la expedición original los que pueden huir remontan los rios internos llegando más allá de la actual provincia de Entre Ríos. Luego comenzaría otra historia de conquistadores, asesinos y amigos de lo ajeno, más precisamente a partir de 1580 con Juan de Garay, fecha en la cual se dice con total descaro que significó la Fundación de Buenos Aires cuando en rigor hacía rato que podía mostrar a sus legítimos dueños de la tierra, como el resto de nuestro subcontinente, los nativos.

La ventaja  del Virreinato del Río de la Plata como dijimos era su salida directa al Oceáno Atlántico, caso contrario del virreinato del Perú que debía dejar el Oceáno Pacífico para llegar hasta el actual puerto de Buenos Aires y de ahí al viejo mundo. Pero tenía una enorme desventaja cual es la de no tener riquezas en minerales y demás: era más fácil alzarse con todo aquello que encontrasen a través de nuestros ríos y oceános que dar una vueltita a lo que se sumaba que las riquezas en el actual Paraguay y Bolivia debían llegar al virreinato del Perú y luego al Río de la Plata. ¡Mucho esfuerzo para los holgazanes y genocidas que vaciaron nuestros países! 

De esta forma quedó concretada nuestra Ciudad de Buenos Aires siguiendo los usos y costumbres de aquellos tiempos transportando el robo de la Argentina profunda titulado maliciosamente como «el interior» pero adquiriendo un nuevo rol con el pasar los siglos: la elite gobernante ahora decide cuánto vale y como se entrega y a quienes las riquezas tanto sea de Santiago del Estero, Formosa, Jujuy, Corrientes como en los feudos en la Patagonia.

(CONTINUARÁ)