Por seguro el Teatro Regio es la construcción lograda por el vecino pero también desde el mismo cuando la Ciudad no era una mole gigante de un edificio tras otro o lo que es lo mismo que decir un cemento tras otro y valga la expresión como ilustrativa siendo también éste que eligió el nombre.
De la información rescatada en el portal www.buenosaires.gov.ar encontramos algunos datos que resulta interesante conocer:
“De sus orígenes conserva su particular estilo barroco español y un techo corredizo que es uno de sus sellos distintivos, pensado en aquel entonces para hacer frente al calor intenso en los meses de verano. Y nadie se queda afuera: hay puestas infantiles y excelentes obras para adultos, con precios de entradas accesibles. Suma valor que es sede del Taller Escuela de Titiriteros, del reconocido artista local Ariel Bufano. Para las presentaciones musicales, la excelente acústica es una aliada fundamental. Sus amplias instalaciones permiten el ingreso de 661 personas: hay una platea baja de 439 butacas y una platea alta de 150 asientos. Además están habilitados los clásicos palcos, con cuatro ubicaciones cada uno”
Pero además y no exageramos en absoluto junto al Museo del Acordeón de la familia Anconetani, el Mirador Comastri, el complejo habitacional construido por el célebre arquitecto Fermín Bereterbide, el Bar Palace ubicado Lacroze y Fraga sumándose a éstos el ex Cine Argos construido por el empresario barrial Lococco y el Bar homónimo que ha pasado a mejores vidas pero mantiene a pesar de lo señalado todo su esplendor en el recuerdo de los vecinos conformando todos ellos una suerte de reliquia que une la historia con el presente.
“Fue inaugurado el 24 de mayo de 1929, por iniciativa de un acaudalado empresario residente en la zona que deseaba enriquecerla culturalmente. ¿Una curiosidad? El nombre Regio fue elegido por los propios vecinos, mediante un concurso abierto para que todos pudieran participar. Y si bien fue cambiando de manos y también su nombre fue modificado, siempre fue conocido como Regio. Hasta que en 1991, cuando pasó a formar parte del Complejo Teatral Enrique Santos Discépolo, su director le devolvió su nombre original. En 1999 la sala fue reformada y desde 2000 este mítico teatro pertenece al Complejo Teatral de Buenos Aires”
Y como si fuese poco se salvó de la piqueta a Dios gracias cuando se planteó la construcción de la AU 3.
Sin duda es un emblema barrial como también lo es el Bar Conde sito en precisamente en Conde esquina Av. Federico Lacroze; son construcciones del barrio de ayer y la realidad de hoy, cuando nuestro barrio presentaba una fisonomía de viviendas unifamiliares a lo sumo de dos pisos y cuando era costumbre en verano sacar una silla a la vereda o dos, una para el vecino.
Concluyendo por razones de espacio resta decir:
“La metamorfosis a lo largo de los años no pasa inadvertida si se tiene en cuenta que por esta sala emblemática pasó Carlos Gardel, la figura del tango más representativa de la Ciudad de Buenos Aires. También albergó apasionantes encuentros de boxeo. Hoy forma parte de la propuesta teatral porteña con una cartelera que no deja de renovarse. Y no solo atrae al público de la zona, sino que se trata de un ámbito convocante para todos los porteños y visitantes. Una opción ideal para conocer un teatro diferente, por fuera del circuito comercial tradicional de las salas más conocidas de la Avenida Corrientes. La colonia artística y las autoridades del gobierno local siguen velando por el cuidado y mantenimiento del edifico que en algún momento fue pensado solamente para los vecinos del lugar y hoy pertenece a todos. En cuanto a lo estético, los cambios se orientaron siempre a optimizar las instalaciones respetando su línea arquitectónica: en 2009 se renovó la imponente cúpula del teatro con un mural que maravilla a todos los espectadores apenas ingresan, y de hecho la obra fue bautizada como La Bienvenida. El impresionante trabajo, del artista Ariel Mlynarzewicz, está dividido en 8 paneles con colores y dibujos que suman más atractivo a este paseo”
Sin lugar a dudas es un digno paseo para toda la familia y también, valga la reiteración, una forma de encontrarnos con nuestro pasado inmediato.
Subido día 30 de enero de 2018