El Museo Nacional de Bellas Artes, cumbre de nuestras artes plásticas nos convoca a una muestra esperada y al mismo tiempo acorde a los tiempos que corren.
De sus obras variadas y cuantiosas…de las que cuenta con 12 mil obras que en diversos campos del arte la conforman, pinturas, esculturas, fotografías, dibujos, grabados, textiles y objetos, creadas desde el siglo III a C. , y nuestra actualidad, abarcando arte prehistórico, colonial, de nuestro país y de todo el mundo. Los más de 500 mil visitantes que lo recorren en sus 40 salas, que se hallan en el complejo sito en Av. Libertador 1473, Recoleta, Ciudad de Buenos Aires.
Hoy es posible visitar las salas de planta baja, con los protocolos y medidas de seguridad vigentes, solo con reserva de turnos gestionados desde la página Web.
124 años atrás, un 25 de diciembre de 1896, el Museo Nacional de Bellas Artes abría sus puertas al público en el edificio de las tiendas Bon Marche en calle Florida, hoy Galerías Pacifico. Fue la primera institución de género en nuestro país. Fue pensado en sus orígenes, un lugar preservado para la muestra de las obras de todos los periodos históricos., y así promover y consolidar un arte argentino, por entonces incipiente.
La del Bellas Artes, consolida una historia de pasión por el arte y sus múltiples expresiones conformando los más grandes patrimonios históricos de su tipo en Argentina. Entre sus tesoros tiene el privilegio de contar con las muestras más completas del arte europeo más importante de Latinoamérica junto al conjunto de pintura española del siglo XIX mas extenso, fuera de la península ibérica.
Al tiempo de corte de cinta contaba con 163 obras, adquiridos por el aporte de artistas que Eduardo Schiaffino, gestiono en persona. Pintor el mismo, creía en el refinamiento del gusto y el cultivo del arte eran los pilares de una nación moderna. En 1906, se embarcó al viejo continente para adquirir pinturas antiguas y contemporáneas, calcos de yeso y una serie de dibujos de maestro italianos, holandeses e ingleses de los siglos XVI al XVII – la llamada Colección Bayley – las obras exhibidas servirían para la posterior enseñanza de escultura y la pintura en el país.
Además compro en Paris, una obra de Auguste Renoir en 1907, año en que el Metropolitana Museo de N. York obtenía su primer oleo del francés. En el taller de Auguste Rodin, el escultor le regalo a Schiaffino el yeso de El beso…una de sus célebres obras, triunfante en el salón en 1898, su forma de agradecer la exposición del mármol La tierra y la Luna.
También hallamos por esa época aguafuertes y oleos de Francisco de Goya, arribaron durante las primeras épocas, hacia 1902 ingresan más de 200 grabados del siglo XVIII, del italiano Giovanni Battista Piranesi. La colección de arte argentino comenzó a tomar forma en aquellos primeros años. A esto se sumó, en 1911 el premio adquisición del Salón Nacional, pasaba así a engrosar el acervo de obras contemporáneas. La Comisión Nacional de Bellas Artes impulso una política de adquisiciones que amplio el patrimonio del museo,
Para 1910, el acervo del muse rose había multiplicadopor 23 y alcanzaba las más de 3700 piezas. Pronto el espacio del Bon Marche fue insuficiente para la cantidad de obras que se poseería, y se inauguró en 1911 la segunda sede del museo, que fue en el Pabellón Argentino, una estructura monumental que se había utilizado en la Exposición Universal de Paris de 1889 y que luego de su traslado desde Francia, fue instalada en la Plaza San Martin. Esta construcción de hierro y vitrales, era inadecuada para un museo, por lo que debió ser acondicionada. Allí se exhibieron nuevas adquisiciones, como La ninfa sorprendida, de Eduard Manet, Orillas del senade Claude Monet.
En 1933 la institución se mudó a la actual sede; la antigua casa de bombas de la Recoleta, remodelada por el arquitecto Alejandro Bustillo. Este nuevo edificio adoptaba las tendencias contemporáneas de la museología, con la intención de convertir al Bellas Artes en un museo de arte moderno. Las salas repletas de obras fueron reemplazadas por espacios austeros, de paredes lisas, y claras, e iluminación tenue .Esta arquitectura despojada estimulaba la contemplación de las obras, dispuestas entre espacios simétricos y a la altura de la vista del espectador. Por entonces la colección permanente se organizó por escuelas y en orden cronológico. La renovación incluyo nuevos dibujos y grabados, aportes científicos en el taller de restauración (creado en 1911) y una biblioteca publica de artes visuales, que en la actualidad, es la mayor de su tipo en Latinoamérica.
E, la década del 30 se incorporaron más obras de arte. Mujer del mar, de Paul Gauguin, Le Moulin de la Galette, de Vincent Van Gogh, y Jesús en el Huerto de los Olivos de El Greco, entre otras obras.
Ya en el siglo XX y sus últimas décadas arribaron referentes del arte moderno internacional, como Picasso, Modigliani, Chagall, Kandimsky, Klee, Fontana, Pollock, Rothko y Moore.
La historia de la producción ñocal tambien se narra en las salas del Museo, que presenta un vasto panorama del arte argentino. como obras de sus mayores exponentes; Cándido López, Prilidiano Pueyrredon, Enesto de la Carcova, Ángel Della Valle, Emilio Petorutti, Xul Solar, Raquel Forner, Grete Stern, Antonio Berni, Alicia Penalba, Giula Kosice, Marta Minujin, Antonio Segui, y Leon Ferrari. Lienzos de Pedro Figari, Torres Garcia, Tarsila do Amaral, Diego u Jesus Soto.
Como parte de la exhibición permanente en el año 2019 se inauguró una sala dedicada al arte prehispánico de los antiguos pueblos que habitaron en nuestro noroeste.
Para forjar esta colección invalorable como las de Adriano Rossi y Juan Benito Sosa, le siguen los ingresos de Aristóbulo del Valle, José Prudencio de Guerrico y sus herederas. Carlos Madariaga y Josefa Anchorena en 1912 y 1942, Emilio Furt y Elena Gutierrez, en 1920, María Zoila Godoy de Cobo en 1939 entre otros.
Santa marina Colección. Su desembarco se produce a partir de 1955, constaba de muebles objetos, esculturas y pinturas del siglo XIX, `provenientes de Francia.
Otras dos instancias en los años 70.
Se incorporaron oleos que aportaron Antonio y Mercedes Santa marina, Mujer joven con sombrero verde de Auguste Renoir, Paisaje boscoso visto desde un pueblo de Camile Corot, Ramo primaveral de Fantin y otros.
Con el cierre del Di Tella, gestionaron la copra y traslado de sus colecciones al Bellas Artes concretadas en 1973. Así se incorporan a la institución de obras de maestros antiguos, modernos y contemporáneos, europeos de USA, y argentinos.
Descendientes del coleccionista Alfredo Hirsch donaron en1983 obras de la escuela flamenca y holandesa de los siglos XVI y XVII. Las dos gemas la serie son la Alegoría dela Fortuna y la Virtud de Peter Paul Rubens y Retrato de la Hermana de Rembrandt Harmenszoon van Rijn
También hay una sala diseñada para esculturas de bronce, piedra .madera. Y mármol de los siglos XV Y XVIII y un tapiz fechado en 1627 dela manufactura de los Gobelinos Francesa, El capitán a caballo, de la serie «La historia de Artemis».
Otras 160 obras dono la Fundación Antorchas entre 1989 y 1999. Las pinturas, fotografías, grabados, dibujos y esculturas así ingresada será, en su mayoría, creaciones de artistas argentinos y motivaron una exhibición realizada en 1988.
Poco antes de morir, en 1995, la directora de teatro y cine María Luisa Bemberg dono su colección de 27 obras de artistas rioplatenses, como Joaquín Torres García, Rafael Barradas, Pedro Figari, Emilio Pettoruti, Xul Solar, y Alicia Peñalba. El perfil de este conjunto, que formaban parte de su entorno doméstico, se desarrolla a partir de dos ejes: Buenos Aries y Montevideo, centros receptores de las estéticas de la vanguardia, por medio de la producción de estos seis artistas argentinos y uruguayos que tomaron contacto con estos movimientos en Francia, Italia y España.
Sara Facio cedió también en 1995 las 50 fotografías de su propiedad. Este gesto co0nvalido esta disciplina como una de las Bellas Artes. Casi veinte años después, dono otras 200 piezas de su archivo personal, con imágenes desde el siglo XIX al XXI, capturadas por autores de Latinoamérica. En la actualidad esta colección cuenta más de 1500 obras.
L a colección Guerrico, en tanto ocupa desde 2008 una sala peculiar en la planta baja del museo: el modelo de exhibición elegido, con paredes repletas de obras recoge el gusto y la moda de finales del siglo XIX y se inspira en el contexto que originalmente albergó la serie.
Dos exhibiciones de la primera mitad de siglo XX que despertaron el interés masivo de loa visitantes hicieron foco en la maestría gala. En 1939, La pintura francesa de David a nuestros días acerco por primera vez a pintores como Eugene Delacroix, Jean Dominique, Edgar Degas, Henri Matisse, Pablo Picasso Theodore gericault y Maurice de Vlaminck. Una década más tarde .De Monet a nuestros días reunió 131 obras de 63 artistas franceses en un generoso panorama que abarco desde piezas del movimiento impresionista hasta creaciones enmarcadas en las nuevas tendencias de la primera mitad del siglo XX. DE Cezannes a Miro es otra de las muestras mas recordadas. Organizada en 1968 en colaboración con el museo de arte moderno de Nueva York, presentó 54 obras de 40 maestros de la pintura contemporánea hasta 1930, conjunto que también visito Santiago de Chile y Carascas.
En septiembre de 1970, la producción de la escuela dela Bauhaus, vista 50 años después de su efervescencia, ocupo todas las salas del edificio del museo. Auspiciada por la República Federal de Alemania, las propuestas experimentales de aquel centro de Artes Visuales encontraron en el Bellas Artes un ámbito propicio para presentarse y labraron su marca en los miles de visitantes que hicieron largas filas para recorrerla
Respecto del arte local, una de las muestras más celebradas fue la pintura y la escultura argentinas de esta siglo, que, en 1952, desplego en treintas salas, obras desde 1900 hasta mediado de siglo, distribuidas por temas o estilos, entre las que también se contaban piezas abstractas y del movimiento del arte concreto, además del nuevo realismo de Antonio Berni y el cubismo de Emilio pettoruti.
En el Sesquicentenario de Mayo, con la muestra de 150 años de arte argentino, se inauguró el nuevo pabellón anexo del museo, donde se se presentaron desde obras de autores nacionales creadas entre los siglos XIX y XX, hasta las últimas tendencias de la época. En tanto, los cuatros referentes de la Neofiguración argentina -Ernesto Deira, Rómulo Maccio, Luis Felipe Noé, y Jorge de la Vega- cobraron relevancia local e internacional con la exposición de oleos y dibujos realizados en 1963
Tres años después de la muerte de Antonio Berni, ocurrida en 1981, el museo organizo la primera retrospectiva de su producción, con más de 80 creaciones de todas sus épocas, algunas de las cuales vieron la luz pública por primera vez