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Recordamos El Santo de los Estigmas. Santo Padre Pío de Pietrelgina

El padre Francesco Forgione nació en la provincia de Benevento, en Pietrelgina el 25 de mayo de 1887 y murió el 23 de septiembre de 1968, a los 87 años de edad.

El Santo de los Estigmas, de familia humilde, fue ordenado sacerdote en 1910. Pasados seis años ingresó en el Convento de Santa María de las Gracias en Giovanni Rotondo, dedicándose con especial unción a impartir el sacramento de la confesión.Que distinguía a este joven capuchino del resto.

Su compromiso mayor: la celebración de la Santa Misa, El mismo se llamaba «un fraile pobre que reza».

Decía: – «La oración es la mejor arma que tenemos, una llave que tenemos para abrir el corazón de Dios.».Un sacerdote polaco, de 30 años entonces (1948), Karol Wojtyla (Papa Juan Pablo II), fue confesado por el Padre Pío, en el humilde fraile vimos (en la ceremonia de su beatificación), la imagen del Cristo Sufriente y Resucitado: su cuerpo, marcado por los estigmas mostraba la conexión íntima entre la muerte y la resurrección».

Dedicado a la oración por los más pobres y olvidados, su vida pasó entre sufrimientos por sus estigmas y la gozosa entrega a Dios en la oración y ministración. 

Fue en 1911 que el Santo Padre Pío informa a sus superiores de la Orden la aparición de manchas rojizas en sus manos y pies.

La Transverberación.

En 1918, más precisamente el 5 de agosto, se manifiesta en el Santo la llamada transverberación que es, la perforación espiritual del corazón con sangre). El día 20 de septiembre de ese año, recibe los estigmas (las llagas de Cristo sangrantes, en sus manos, pies, y tórax). Fue durante su adoración al crucifijo en el coro de la antigua iglesia.

El Padre Pío tenía también el don de la bilocación (ser visto en dos lugares a la vez). Esto no impedía su función social en favor de los menesterosos que acudían a él en busca de consuelo físico, material y espiritual, cómo lo demuestra: 

Su hospital «Casa Alivio del Sufrimiento» es uno de tantos, creados para asistir a sus hermanos. 

Su fama lo había convertido en un ser mediático y era el pueblo un lugar casi turístico, al llegar peregrinos del mundo en busca de consuelo.

Crucificado sin cruz. Santo Sacerdote. Víctima propiciatoria.

Nos centramos en uno de sus biógrafos: Laureano Benítez Grande Caballero. Escritor de tres libros sobre la vida y obra del Padre Pío, conocedor de su espiritualidad y devoto sincero del Santo de los Estigmas.

«Las extraordinarias cosas acaecidas (que siguen acaeciendo) son obra visible y clamorosa de Jesucristo viviente, como las marcas en su propia carne)». Son la prueba de que Jesús resucitó al alba de aquel 9 de abril del año 30 y está verdaderamente presente , de forma poderosa entre nosotros. Esta es la gran prueba. Como las heridas en las manos, en los pies y el costado del fraile, en las que los hombres de esta generación han podido meter sus dedos, al igual que el incrédulo Tomás».

Durante 50 años exactos llevó los estigmas de Jesucristo. Lo acompañaron otros dones místicos: olor de santidad, bilocaciones, visiones, éxtasis, clarividencia, clariaudiencia y sanaciones milagrosas).

Sus gracias sobrenaturales, él las tenía todas: la concentración de los carismas en un solo hombre, contrapartida de su entrega en vida a nuestro Señor Jesucristo. Y la transformación en piel nueva y tersa en cada una de sus llagas cuando entregó su alma a Dios. Sus confesores, inclusive, no conocían la llaga del hombro de más de diez centímetros, que se halló en sus ropas, al momento de clasificarlas.

El Santo Padre Pío, hoy como ayer sigue donándose a sus fieles con prodigios y milagros probados por la ciencia, siguen sus dones en plenitud, como cuando era un monje pobre, como él se definía.

Y dejamos a modo de escapulario estas palabras que dejó: «Tú les dirás a todos que después de muerto, estaré más vivo que nunca. Y a todos los que vengan a pedir, nada me costará darles. ¡De los que asciendan a este monte, nadie volverá con las manos vacías!»

El fenómeno de conversión de masas más notable en la historia del cristianismo lo acompaña hasta hoy.

Sigue haciendo los milagros de Fe y Conversión para cada uno de nosotros, Bendito por Siempre Padre Pío de Pietrelcina!

En estos tiempos oscuros, la Humanidad te necesita más que nunca!!!

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