Miles de fieles caminaron el pasado sábado desde San Cayetano hasta la Basílica de Luján en una jornada que combinó fe, esperanza y un llamado del Arzobispo García Cuerva frente a la pobreza y el narcotráfico.
La marcha comenzó en San Cayetano (Liniers) y terminó en la Basílica de Luján, lugar de la aparición de nuestra Madre, la Virgen María, hace más de dos siglos.La afluencia de fieles fue incesante. El arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva, dio comienzo tras la misa a la marcha donde miles de peregrinos rindieron su fe en la caminata de 2025 hasta el Santuario de Luján. Esperanzas de un pueblo empobrecido que no baja los brazos y suplica a nuestra Madre del Cielo por mejoras laborales y oportunidades de trabajo y salud. Quizá en un intento de recibir el maná que cayó del cielo durante 40 años en la salida del cautiverio egipcio a la Tierra Prometida.
Este peregrinar de un día, en medio de vientos y contradicciones, encuentros y despedidas, contó con una infraestructura de cientos de personas en un operativo que confluyó con los servicios sanitarios, de seguridad y tránsito.A lo largo de la Ruta 7, la Cruz Roja Argentina desplegó sus puestos sanitarios, habilitados desde las 7 de la mañana del sábado. Dos puestos sanitarios estuvieron al servicio de la Comuna en Lavalle y 9 de Julio, con Hospital de Campaña, Puente de Control y en Avda. Nuestra Señora de Luján (entre 25 de Mayo y Almirante Brown), agregados a los otros puestos a lo largo de la extensa caminata al Santuario Mariano.
El Arzobispo García Cuerva, en su homilía de la misa que concluyó la peregrinación a pie al Santuario Mariano, expresó: «Hay muchos hermanos que ya no tienen fuerzas para seguir, porque le han perdido el sentido a sus vidas.»
También hizo hincapié sobre los atajos tramposos, vicios y drogas al alcance en este laberinto que traga esperanzas y descarta personas en una realidad que hoy supera la ficción.Que poner un plato de comida en la mesa no se convierta en utopía.
















