LA ARGENTINA SOLIDARIA QUE LLEGA.

Como en tantas otras veces fue la gente la que marco y marca el camino. Fueron los que siguieron el Mensaje de Jesús quienes posibilitaron que permaneciera vigente por los siglos; son los que tienen poco y nada quienes abrazaron a sus otros hermanos y en la adversidad también, no repartieron aquello que les sobraba sino aquello que tenían.

Fueron los pibes del Colegio Ecos cuando juntaban pesito por pesito donando tiempo y esfuerzo por los chicos pobres que no tienen pan y allí, en una escuela santafecina, les llegaban cocinas, heladeras y alimentos; fueron los pibes de Cromañón quienes entraban y salían para rescatar amigos de aquel antro menemista de la perdición que enrejó todo, donde una gota de agua valía tanto como un kilo de oro, con la sola intención de acumular ganancias.

«Es más fácil que entre un camello por el ojo… que un rico al reino de Dios», «Donde una necesidad nace un derecho» y mientras algunos trataban de desviar la atención diciendo que fue un temporal lo que nadie niega pero no explicando por qué no hicieron las obras que debieron haber hecho.

CARA Y CRUZ: la cara muy dura por cierto de los charlatanes y la acción popular de los pueblos siempre dispuestos a dar una mano.

Esta es Argentina que se viene. No la de los políticos sino la ARGENTINA DE LA GENTE. Que ellos sigan en campaña, la gente ya los conoce quienes son.

Como en Santa Fe cuando se  inundó todo ya hubieron varios avisos de la naturaleza y el pescado sin vender. Y ahora los charlatanes quieren explicar las desgracias padecidas por los que sufrieron la inutilidad de ellos.

Hace años que los jóvenes marcan el camino en cada nochebuena, en cada navidad, repartiendo lo que tienen a los otros hermanos que no tienen (porque algunos se apropiaron aquello que nos fue dado a todos, dijo San Ambrosio)

Y mientras Francisco Iº lucha denodadamente por acercar el Mensaje a todos, los fariseos del templo le critican no usar los zapatos rojos.

Un mundo distinto se viene, se acerca y no podrá ser parado. Es el mundo de los jóvenes que salen de las parroquias para entregar alimentos a quienes no los tienen y muchas veces compartiendo una taza de mate cosido con el hermano necesitado.

En cada hecho trágico es la misma gente la que marca el camino. Y mientras los escribas y fariseos del templo acomodan a los ricos en lugares apacibles, el Pobre de Asís con sus propias manos reconstruía una parroquia, piedra sobre piedra, para que todos sean recibidos sin distinción y sin especular con la billetera ajena y mucho menos, no excitándose con los púberes.

Los caminos se bifurcan una vez más y no se trata de izquierdas o derechas sino de comprometerse  testimoniando en hechos concretos aquella expresión de los chicos del colegio Ecos, «JUNTOS ES POSIBLE»