Hacia los años noventa, tal vez algunos menos, una vecina ilustre del barrio porque el vecino lo decidió imponiendo por ese hecho la cultura nace también en los barrios (en contraposición del Programa Cultural en Barrios, lo que es decir que desde el microcentro nos la envían como si los vecinos no pudiésemos crear la nuestra) Esa vecina ilustre ni más ni menos era Beatriz Oquendo quien proponía recordar a otro vecino ilustre que llegó a ser Director de la Sociedad Argentina de Escritores.
Don Enrique Banchs, el gran poeta, habitaba una casa con jardín en la calle Delgado 835 frente a un taller gráfico, Edigraf S.A. que por esos tiempos era de los pocos en la ciudad de Buenos Aires que se encargaba de imprimir los libros de famosas editoriales porteñas.
No sabemos si la casualidad o qué, hizo que otro gran escritor llamado Carlitos Caron y su esposa Betina vivieran en la torre de veintitres pisos de Delgado 826. Caron también fue un gran literato y suponemos que varias veces se encontró con Don Enrique Banchs en el almacén que luego de unos años vendía productos lácteos y otras mercaderías nuestro amigo Alfredo.
La propuesta de Beatriz Oquendo supo despertar una feliz acogida en el barrio: Batistesa, Anduriz y otras celebridades de las letras integraron la Comisión de Homenaje a los 100 años del nacimiento de Banchs.
Otro que la promovió como el que más fue el vecino Carlitos Milanesi que habitó Colegiales desde su infancia cuando muchas cuadras aún eran de tierra o empedradas paseando con su bicicleta y sus pantalones cortos por su edad infantil.
La movilización vecinal fue tanta que llegó al ex Concejo Deliberante y por un proyecto presentado por el concejal Ingeniero Mario Maini (no hace mucho fallecido) se pintó un mural alusivo al poeta y el acontecimiento que demuestra todo lo que se puede aportar desde los barrios cuando los vecinos toman como propia una causa justa.
Según podemos extraer de www.biografiasyvidas.com/biografia/b/banchs.htm refiriendose al poeta lo siguiente:
Su poesía se nutre de dos orígenes diferenciados: su propia experiencia vital y la reminiscencia de sus lecturas. Dio a conocer a principios del siglo XX cuatro libros de poemas, escritos entre los 19 y 23 años, en los que reflexiona sobre el papel del poeta y la poesía: Las barcas (1907), El libro de los elogios (1908), El cascabel del halcón (1909) y La urna (1911).
El más celebrado es el último, donde abordó el tema del amor imposible desde una perspectiva esencialista. Se lo llegó a comparar con Petrarca por la depurada forma de sus sonetos y la exaltación del amor. En su estructura métrica favorita, el soneto, Banchs recogió las propuestas de los clásicos italianos y españoles y de los simbolistas franceses, sin descuidar la recuperación de formas y temas de la literatura provenzal y de la poesía medieval española. Sus sonetos más recordados son «Tornasolando el flanco», «Entra la aurora en el jardín», «Hospitalario y fiel en su reflejo».
Banchs fue realmente un poeta de fuste, reconocido por colegas y admirado por todos aquellos que aman la literatura.
Tanto fue así que Boy Casares se llegaba hasta su casa en la calle Delgado, reiteramos, y en el jardín departían sobre las grandes obras escritas por celebridades mundiales. Según los vecinos más antiguos del barrio Jorge Luis Borges también llegó hasta ese jardín donde un pino en tiempos veraniegos otorgaba la necesaria sombra.
¿Que se hizo del jardín? un pretendido modernismo compró el predio construyendo un edificio negando la historia, la tradición cultural y barrial no sin antes de la adquisición, otra persona que ignoramos quien fue al comprarlo taló ese pino que servía para grandes conversaciones.
El Periódico de los Colegiales fue quien hizo las veces de comunicador vecinal de esa Comisión que integraron también el Dr Araneo, Jorge Alicata y Claudia Moretti integrantes de la Revista Aquende y de la Asociación de Fomento Federico Lacroze.
Poco se sabe de las razones por las que guardó silencio o al menos lo ignoramos nosotros. La fuente citada más arriba termina su biografía de la siguiente manera:
«Mientras la fama del poeta se acrecentaba con los años, él no sólo se resistía a reeditar sus obras sino que guardaba un silencio interrumpido apenas por la publicación de algunos textos en verso y en prosa. En ésta, de muy cuidado estilo, dominio verbal y fina ironía, se trasunta su desencanto del mundo. Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, cuyo Premio de Honor obtuvo, al igual que el Severo Vaccardo. Actuó en la Academia Argentina de Letras, institución que en 1973 editó su Obra poética»
Por último, muchos otros vecinos integraron esa Comisión de Homenaje al Poeta resultando imposible recordar a todos, por lo cual nobleza obliga presentar las disculpas del caso dejando aclarado el trabajo del conjunto para el cometido aquí expuesto.