Anahí Garnica no sólo era bombera voluntaria. Era y es la expresión de un mundo diferente, de una filosofía distinta que no está atenta a las corridas financieras sino y muy por el contrario, de ese otro mundo del que nos habla Francisco I, que es la filosofía del amor pero en concreto: amar al semejante, ayudarlo, compartir penas y alegrías.
Hoy dio su vida en el derrumbe de Barracas trabajando, luchando, dando lo mejor de sí y que si quisiéramos ofrecer un concepto éste sería: «Ama al prójimo como a ti mismo».
Anahí Garnica como muchos jóvenes y adolescentes que nos están dando el ejemplo que «Juntos es mejor» como decían los chicos del Colegio Ecos ayudando a una Escuela fronteriza de la Provincia de Santa Fe. Anahí es esto, solidaridad, sinónimo de solidaridad para que se extienda precisamente la expresión. Ella es la otra cara de un mundo diferente y que como en los hechos de las inundaciones en La Plata o en la Ciudad, como muchos otros jóvenes se movilizaron para ayudar.
No le interesó nunca en sus 27 años de vida las corridas bancarias o financieras; no le importó el riesgo país o el dólar blue u el oficial. Sin ir más lejos la vida para ella es servir y no servirse de los demás, sí, como en la Ultima Cena cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos no permitiendo que fuera al revés.
En esta sociedad mundial en la que algunos hablan según como le va en la feria, Anahí Garnica se olvidó de la feria para ayudar.
Realmente y lo confesamos, nos quedan cortos los conceptos y nos faltan las palabras.
En síntesis y a modo de últimas palabras la despedimos diciéndole: Gracias Anahi Garnica por mostrando la alternativa de un mundo mejor.
