El portal clarin.com en una sabrosa y no menos importante nota periodística expresa: “Patrimonio vivo y a la vez ritual cotidiano, punto de encuentro con amigos o con uno mismo, los Bares Notables son emblemas de la Ciudad. En 2012, la Comisión de Cafés Notables del Ministerio de Cultura porteño nombró tres nuevos que se suman a otros 72: son el Café San Bernardo, en Villa Crespo; el del Club Glorias Argentinas, de Mataderos; y El Buzón, de Pompeya. A diferencia de otros llamativos por su valor arquitectónico o mobiliario, fueron elegidos por ser símbolo de identidad barrial. “Es un reconocimiento por su antigüedad y fuerte significado en la historia del barrio. Aún hoy son instituciones de peso para los vecinos”, resume Horacio Spinetto, de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico y miembro de la Comisión” en una nota escrita por DIANA WARSZAWSKI y editada el 17 de marzo de 2013, que nos sirve para reflexionar sobre identidad barrial, la de ayer y la presente con todos sus cambios urbanísticos.
Aquel Buenos Aires de taitas y compadres donde las niñas pretendían escapar de la pobreza mediante el alquiler de su propio cuerpo; aquel Buenos Aires orillero, para decirlo de alguna manera, o compadrito desde la otra orilla, la de las pundonorosas familias, que se sentían europeos condenados a vivir en América, ¿era más Buenos Aires que el actual con todas sus reformulaciones urbanas?
Aún más: ¿aquel Buenos Aires fanático del estilo gardeliano –fundamental por cierto- y que sin embargo combatió la canción de Don Agustín Magaldi porque éste le cantaba a los desheredados y no se quedaba atrapado en quien le había morfado hasta el almacén o la casita de los viejos, era más nuestro que éste?
De ninguna manera. Guste o no, las identidades barriales se van conformando en forma dinámica en un ir y venir que a veces como podíamos leer en “El Principito” lo esencial es invisible a nuestros ojos.
“Hacia 1930, con más de 20 mesas de billar, era una de las salas más grandes en Capital y punto de torneos. En el piso de arriba, un Club Social homónimo atraía con juegos clásicos como burako, dominó y naipes; con el pool y billar, todavía vigentes. El que convocó a titanes como Carlos Gardel, Celedonio Flores y Genaro Espósito. Y Alberto Vaccarezza y Benito Quinquela Martín, cuando en el ‘35 asumió el primer Presidente de la República de Villa Crespo, con sede en el Club. Y muchos más, en especial de los ‘40 a los ‘60, esplendor del barrio como foco de espectáculos. De políticos a escritores, como Leopoldo Marechal, y actores, como Max Berliner.
Crisol de edades y colectividades, las noches de ping-pong son elboom entre jóvenes. Expertos y amateurs, convocados vía Facebook, copan sus 433 metros cuadrados hasta el alba. “Y cada vez hay más turistas”, dice Laura Avila, con su esposo, los dueños. Para los de Atlanta es la segunda casa. “Es mi vida, perderlo sería sacarme litros de sangre”, mide Ciro Galeazzi (77), bohemio y habitué desde hace 50 años, bajo un techo de bovedilla en restauración”
En una misma línea de pensamiento, ¿Aquel Bar Argos ubicado en la Avenida Federico Lacroze y Alvarez Thomas, límite entre los barrios de Chacarita y Colegiales, es más Buenos Aires que el actual Cantobar “República de Acá” que está en el mismo lugar?
De ninguna manera.
Uno y otro tiene que ver con distintos períodos de la historia porteña, de sus condicionamientos, de sus realidades cotidianas e incluso con las suelas gastadas de sus zapatos por el vecino de carne y hueso que puede comprender o no el paso de unos y otros en lo que referente a las identidades barriales.
Con otras palabras: inaugurar un café con mesas de billar, vitrola y algún cantante con ropa tanguera que nos deleite con su música, es tan incomprensible hoy como antes abrir un Macdonalds en la intersección antes señalada.
“Hacia 1930, con más de 20 mesas de billar, era una de las salas más grandes en Capital y punto de torneos. En el piso de arriba, un Club Social homónimo atraía con juegos clásicos como burako, dominó y naipes; con el pool y billar, todavía vigentes. El que convocó a titanes como Carlos Gardel, Celedonio Flores y Genaro Espósito. Y Alberto Vaccarezza y Benito Quinquela Martín, cuando en el ‘35 asumió el primer Presidente de la República de Villa Crespo, con sede en el Club. Y muchos más, en especial de los ‘40 a los ‘60, esplendor del barrio como foco de espectáculos. De políticos a escritores, como Leopoldo Marechal, y actores, como Max Berliner. Crisol de edades y colectividades, las noches de ping-pong son elboom entre jóvenes. Expertos y amateurs, convocados vía Facebook, copan sus 433 metros cuadrados hasta el alba. “Y cada vez hay más turistas”, dice Laura Avila, con su esposo, los dueños. Para los de Atlanta es la segunda casa. “Es mi vida, perderlo sería sacarme litros de sangre”, mide Ciro Galeazzi (77), bohemio y habitué desde hace 50 años, bajo un techo de bovedilla en restauración”, dice DIANA WARSZAWSKI, y tal vez uno y otro se conjuguen en estas dos palabras: “IDENTIDADES BARRIALES” pero además tienen que ver como diría Jean Piaget que la inteligencia es la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas en lo que respecta a quienes caminamos las calles de los barrios no quedando exento el accidente de pisar alguna deposición canina.
Aquella vieja Estación Colegiales, el viejo y querido Bar Argos, la Sastrería Cersósimo e incluso la Inmobiliaria de Hugo Alemanno, nuestro periódico que salió allá por el año 1986 y que con formato revista traía en la tapa a Don Osvaldo Pugliese, no tienen que menos que ver con la identidad barrial que Vorterix, una realización esmerada e importante de Mario Pergolini ubicado en donde antes estaba el Cine Argos.
Los tiempos cambian. Los barrios también.
En la actualidad, Colegiales tiene que ver con los medios de comunicación otorgándoles éste esto que llamamos de esta forma.
Y quizás, quién puede decirlo, dentro de un tiempo –no sabemos cuánto pasará- la identidad será otra como fue otro aquel barrio de quintas, productor de frutas y hortalizas, para dar paso a una incipiente urbanización para luego, posteriormente, éste diera lugar a este otra zona con sus radios, con sus productoras independientes y por qué no decirlo, con el desenvolvimiento de emisoras como la radio Del Plata o Ideas del Sur de Hugo Tinelli…
Las distintas identidades barriales nos dicen y hasta nos imponen, la necesidad de adaptarnos a situaciones nuevas.
De este se trata de lo que venimos escribiendo en este suelto periodístico.