CAMILA FUSILADA POR AMAR

“Camila estaba enferma y transfigurada.  Las huellas del sufrimiento y de la miseria velaban su fisonomía como palmas fúnebres de la corona de su martirio.  No se demostraba abatida, que el orgullo de los corazones fuertes galvanizaba su fibra en los momentos supremos de su vergüenza y de su ruina.  La sociedad y el mundo la condenaban; pero ella, con la abnegación de quien da la sangre y la vida en sacrificio, se había creado el mundo de cuya luz y de cuyo aire vivía”

De este modo nos cuenta el portal www.elrevisionista.com los últimos días de cuando Camila O’Gorman es asesinada por la moralina reinante en aquellos tiempos en los cuales amar estaba prohibido.

En efecto, en una primera aproximación a los hechos que terminaron con el fusilamiento del Padre Ladislao y Camila, necesariamente, debemos concluir en este punto: aquella sociedad porteña pacata, manipuleada por los tutores que interpretan el amor, la fe y la familia según conveniencia, fusilando a ellos fusilaron el profundo sentimiento de amor que el religioso y Camila sentían unos por el otro.

Fue más importante seguir ciegamente los dictadores inquisidores que consagrar al amor como motor de las relaciones personales.

A Camila y al Padre Ladislao Gutiérrez –de ellos se trata- sentían el fuego y la pasión que sólo despierta el amor que es un sentimiento puro, noble y que hace pensar la vida de a dos.

Aquella sociedad que permitía que las señoras bienudas admiraran las piernas de la soldadesca inglesa en la primera y segunda invasión inglesa (invasión de todos modos triunfante porque se alzaron con los tesoros de Buenos Aires que era aquello que venían a buscar en tiempos que era costumbres este tipo de expediciones), aquellas damas de la sociedad porteña rica en hechos históricos que los documentos denuncian pero que algunos historiadores ocultan, desparramaban su libido y su erotismo por los cabellos rubios de los pretendidos invasores como según nos la cuenta la historia de Blancanieves enseñada por doquier; aquella sociedad que vivía del trabajo esclavo de los afro-porteños que aprendieron un oficio antes para mantener a las patricias familias de entonces, se alarmaban que dos personas pudieran amarse sobreponiendo la estupidez a la razón, presionaron al gobierno de Juan Manuel de Rosas con argumentos de una moralina barata que sólo hacía prevalecer la conveniencia de una minoría con mucho poder pero con poca rectitud como lo demostraron siempre.

En efecto, que un religioso como el Padre Ladislao Gutiérrez fuera consecuente con el legado cristiano amando a una mujer era un pecado no permitido y que quizá explique porque recién ahora se le levanta la infamia que cae sobre María Magdalena en tiempos de Cristo y los doce apóstoles.

Más importante que amar fue y es seguir los dictados tutelares de quienes sólo pueden pensar en los condicionamientos de una Institución temporal por encima de lo trascendental que en primera y última instancia es el cristianismo.