Precisamente, un día antes de aquel 17 de octubre, cuando los pobres, los trabajadores, los peones de campo, irrumpían en la historia argentina para siempre, un día antes, Pancho Bergoglio canonizó al Cura Brochero y que, de ahora en más, será Santo.
Será Santo no porque sí y no solamente por sus milagros sino también por recorrer a lomo de burro extensos kilómetros visitando enfermos, personas privadas de su libertad, predicando el Evangelio, acercándoles sin mirar a quien la filosofía del amor que toma a las personas y a los pueblos como sujeto histórico y no meramente como predicado a expensas de doctrinas que se dicen opuestas pero que son lo mismo.
Murió leproso por atender a colonias de leprosos a quienes también llevó el mensaje cristiano de amar al prójimo tanto como a si mismo haciendo de este mandamiento un himno de servicio a todo aquel necesitado.
Leemos en el diario online Perfil:
“El Cura Brochero, que vivió entre 1840 y 1914, evangelizó a lomo de mula las sierras de Córdoba e hizo propias las necesidades de los sectores más pobres y excluidos de esa región mediterránea.
(…) José Gabriel del Rosario Brochero nació en 16 de marzo de 1840 y falleció el 26 de enero de 1914 en la localidad que actualmente lleva su nombre, ubicada en el valle cordobés de Traslasierra, sitio que históricamente recibió los nombres de Quisquisacate, Torolto y Villa del Tránsito, hasta su actual denominación. En estas tierras cordobesas el nuevo santo argentino evangelizó a sus pobladores e hizo propias las necesidades de los más pobres y excluidos: fue beatificado el 14 de setiembre ante una multitud reunida justamente en la localidad de Cura Brochero, por decisión de Benedicto XVI, hoy Papa Emérito”
Sin duda quedará en las retinas de todos aquellos que pensamos que existe otro mundo que muy poco tiene que ver con las luchas fraticidas entre los hombres tanto como con la sociedad del Don Pirulero en donde cada cual atiende su juego y el que no, se jode, anteponiendo el mercado por encima de las necesidades generales
“El sacerdote mediterráneo tuvo un fuerte protagonismo social al realizar gestiones ante las autoridades que hicieron posible la apertura de caminos, acequias, diques, una estafeta postal y hasta la extensión del telégrafo.
El cura Gaucho, como se lo mencionaba a Brochero, movilizaba a miles de hombres y mujeres -campesinos, delincuentes, olvidados- a través de caminos inhóspitos.
Murió sordo, ciego y enfermo de lepra por compartir el mate junto a pacientes con esa enfermedad”
Justamente un día antes como mencionamos más arriba en que el Pueblo argentino asoma a la historia, el Papa Francisco I (Pancho Bergoglio para nosotros los argentinos), canoniza a quien entregó su vida por los que menos tienen y no con discursos sino con hechos.
Un día antes de aquel verano en donde los más humildes conocerían a partir de ese momento, los derechos sociales de todos aquellos que asoman a la vida.
“Su último milagro probado por la Iglesia. La canonización del Cura Brochero aprobado por el papa Francisco en enero pasado tuvo lugar tras confirmarse por médicos del Vaticano el segundo milagro atribuido a su obra, ratificándolo como el primer santo nacido y fallecido en Argentina. Este milagro, atribuido al cura nacido en Santa Rosa de Calamuchita, Córdoba, es la rápida recuperación, sin explicación médica, de la niña sanjuanina Camila Brusotti, que sufrió un infarto masivo en el hemisferio cerebral derecho tras una golpiza brutal dada por su madre y su padrastro nos informa el diario Perfil.