Nació en Santa Rosa, Pcia. de Córdoba, el 17 de marzo de 1840, siendo hijo de Ignacio Brochero y de Petrona Dávila. Era el cuarto de diez hermanos, que vivían de las tareas rurales de su padre. Creció en el seno de una familia de profunda vida cristiana. Dos de sus hermanas fueron religiosas del Huerto. En 1856, ingresó al Seminario de Loreto a cargo del doctor Uladislao Castellanos, donde tuvo como compañeros a Tristán Achával Rodríguez, Miguel M. Nougués, Miguel Juárez Celman y otros. Pasó luego a la Universidad para estudiar teología y se ordenó de sacerdote el 4 de noviembre de 1866.
Permaneció algún tiempo en la ciudad como capellán de coro en la Catedral, desde 1867, y como teniente cura, hasta 1869, cargo en que lo halló la terrible epidemia de cólera que asoló la ciudad. En ese último año se desempeñó como prefecto del Seminario hasta el 24 de noviembre, en que pasó a recibirse del curato de San Alberto, población situada a unas veinticinco leguas al oeste de la ciudad de Córdoba, a los pies de la sierra de Achala, que pronto se convirtió en un centro religioso, por obra de Brochero.
Llamado por todos el “Cura Gaucho” recorría su jurisdicción en mula o a pie. Síntesis del fervor divino y al propio tiempo, elocuente testimonio de humildad, Brochero desarrolló en aquellas desoladas regiones su extraordinaria obra. Allí estuvo presente en las tres últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX, donde tradujo su inquietud por la salvación de las almas, en una permanente vigilancia, mientras impulsaba obras materiales de progreso que significaron avances para la prosperidad de esos pequeños pueblos y zonas adyacentes.
Con la ayuda de los pobladores levantó un edificio de vastas proporciones, en un rincón del valle inaccesible, inaugurando en agosto de 1877 su Casa de Ejercicios del Tránsito en la Villa que hoy lleva su nombre. Después inició el funcionamiento de un Colegio de Niñas, a cargo de las Esclavas del Corazón de Jesús.
Se preocupó también por el progreso de la región; hizo cortar estacones para acequias, levantó terraplenes, canales de irrigación, trazó caminos, colocó rieles para un tranvía rural entre modestas poblaciones, y consiguió el tramo ferroviario de Soto a Villa Dolores, resistido por la empresa y el gobierno. En 1887 construyó el actual camino carretero de doscientos kilómetros que unió entre sí a los departamentos de Cruz del Eje, Minas, Pocho, San Alberto, San Javier y Río IV.
La estampa clásica del Cura Brochero sobre su mula apareció durante mucho tiempo entre las pupilas de los antiguos pobladores, llevando el consuelo de su palabra a los que sufrían y sin alardes su mano dejaba cuanto podía para mitigar la pobreza. Su anecdotario, de un pintoresquismo singular, pero a la vez de una raíz humana profunda, ha perdurado a través de las generaciones, palpitante de vida y aleccionador. Sus respuestas tajantes, sus recomendaciones impregnadas de sencillez y de maestría, su amor por todo aquello que provenía de la tierra, su desvelado afán por difundir la doctrina del Evangelio, dieron un contenido intransferible a su existencia.
Se lo recuerda al Cura Brochero llevando el sombrero de teja en medio de la nuca, muy echado atrás y descubierto el rostro. Cuando estaba nervioso “escupía seguido” -la frase es suya- y todo su cuerpo se agitaba de acuerdo a las mutaciones de su semblante.
Debido a una enfermedad, renunció al Curato, viviendo unos años con sus hermanas en su pueblo natal. Pero respondiendo a la solicitud de sus antiguos feligreses, regresó a su casa de Villa del Transito
Falleció enfermo de lepra y ciego, rodeado de gran consideración pública en su curato de la villa del Tránsito, departamento de San Alberto, Córdoba, el 26 de enero de 1914. Antes que la inhumación tuviera lugar hablaron el cura párroco Domingo J. Acevedo, el presbítero José Pío Angulo y los señores Justiniano Recalde, Casiano Vidal y Antonio Andrújar.
Pocos días después de su muerte, el diario católico de Córdoba escribe: “Es sabido que el Cura Brochero contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí”.
La prensa de todo el país se ocupó del célebre evangelizador. Por decreto del gobierno del doctor Ramón J. Cárcano, en 1916, se dio su nombre a la localidad de El Tránsito, y en 1922 se le levantó un monumento en la plaza, frente a la Casa de Ejercicios, obra del escultor polaco Alejandro Pereckrest, representando a Brochero de pie, con el brazo extendido señalando la casa que él fundara. Luego otros homenajes se rindieron, y en la actualidad lleva su nombre calles, caminos, escuelas e institutos de educación. En su casa natal se instaló un museo evocativo.
Beatificación
El proceso de canonización —declaración de santo— del sacerdote argentino José Gabriel Brochero dio un paso fundamental. Luego de largos años de estudio de su vida, la Santa Sede reconoció en abril de 2004 que el religioso cordobés vivió en grado heroico las virtudes cristianas —fue un católico ejemplar—por lo que ahora resta comprobar que Dios obró un milagro por su intercesión para que sea declarado beato. Y un segundo milagro para que sea proclamado santo.
El milagro que se le atribuye a Dios por intercesión de Brochero es la sanación de un bebé que nació durante el quinto mes de gestación con muy pocas posibilidades de sobrevivir y que hoy tiene 21 años y vive en la localidad cordobesa que lleva el nombre del sacerdote (Villa Cura Brochero).
El país no cuenta con un santo ciento por ciento argentino. Si bien el hermano lasallano Héctor Valdivielso Sáez, nacido en la Argentina, fue declarado santo hace unos años, dejó el país siendo muy chico, siendo llevado por sus padres a España, donde encontró el martirio en las postrimerías de la Guerra Civil Española. En cambio, ya es beata la Madre Tránsito Cabanillas, también de Córdoba y argentina.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1985).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado (2011)
Heredia, Pbro. Dr. Carlos I. – Vida y obra del cura Brochero.
Portal www.revisionistas.com.ar
Rubin, Sergio – El cura Brochero, más cerca de la beatificación.
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