La épica del rock and roll nacional está intacta y sus protagonistas brillaron en el Opera, en este 3er festival músicos de élite. Con sus nombres alumbran la noche, ávida de protagonismo, ellos son Emilio del Guercio, Lito Nebbia, Ricardo Soulé, Rodolfo Mederos, Gustavo Montesano, Zuker, Riganti, Moretto, Bernardo Baraj, Carlos Mellino, Miguel Zavaleta.
Música y verdades.
Héctor Starc, a los cuatro vientos, venía de hacer con del Guercio, «Jugador, Campos para luchar» de Aquelarre, largó verdades incómodas para algunos: que ellos eran los «no invitados», al Quilmes Rock y al Cosquín Rock, porque no vendían tickets, y así también agradeció a Jorge «Monitor· Rodríguez. Ellos lo habían hecho todo y en los peores tiempos. Esperado, querido, vitoreado, tras su accidente que lo dejó fuera de la arena del rock, llegó y dijo, «El rey lloró», «La Balsa», «Sueña y corre» y «Memento Mori», de Melopea.
Junto a Nexus: «Todo tiempo posible», y el trío Alas con su formación original: Zuker, Moretto, Riganti. Y a esta altura la misa era un paroxismo. Y todavía. Del Guercio junto al «Pitu» Marquesano con un estreno: «La chica de Hiroshima», que se incluye en su casi estreno, «Un día antes del futuro», que llegaron con «Dónde estás ahora» y «Fermín», con Almendra en la retro que vuelve y vuelve, renovada.
Rodolfo Mederos, con Pulso, y el saxo de Bernardo Baraj, y Carlos Mellino sencillamente un master, con su voz tocada por la magia. Miguel Zavaleta y piano con su «Amanece en la ruta». «Pelvis», de Ronan Bar y un símbolo que el Ópera hizo propio: «Toda la noche hasta que salga el sol / tocando en una banda de rock and roll, sin parar».
fuente consultada pag12 Cristian Vitale.