Inicio / Todas / FRANCISCO I LLAMÓ A ABRIR LAS PUERTAS DE LA IGLESIA

FRANCISCO I LLAMÓ A ABRIR LAS PUERTAS DE LA IGLESIA

“Dime rico lo que es tuyo. Lo que le das al pobre le pertenece puesto que Dios nos entregó los bienes a todos y tú te lo apropias”, decía San Ambrosio uno de los Padres de la Iglesia. Más dirá cuando cuestionó el uso individual de los bienes o la propiedad privada diciendo que en sus orígenes esos bienes eran de todos y por lo cual la propiedad privada de la riqueza –que es necesario dispensar con criterio de distribución-  debe ser estudiada en su justo término.

En la Encíclica Papal “Desarrollo de los Pueblos” Paulo VI dirá que a nadie le es lícito reservarse el uso exclusivo de los bienes cuando a los más les falta lo necesario para subsistir.

En toda la historia del cristianismo existe no una sino cientos de expresiones como las que más arriba mencionamos y no es ideología sino justicia distributiva ante un mundo con falencias en la provisión de agua potable como en África donde familias enteras caminan diariamente kilómetros en busca del vital elemento; donde en el impenetrable en el Chaco mujeres, ancianos, niños y minusválidos conocen la desnutrición y en otros lugares donde el mal de chagas, la tuberculosis y otras enfermedades se han vuelto endémicas e incluso hereditarias.

El afán por la justicia distributiva no es una nueva en un cristianismo que se piensa como trascendental en contraposición con aquel otro que negocia con la cruz y se vuelve temporal atado a las banalidades de un mundo que solo sueña con el mercado y que de los grandes negociados de la guerra, el hambre, la trata de personas  nada dice.

Francisco, en su primera misa de Pentecostés, llamó a la unidad y se refirió a la crisis internacional, al decir que «la economía existe para servir al hombre». «Nos preocupamos de los bancos mientras la gente se muere de hambre», sentenció y por seguro pensó en una economía al servicio del hombre y no éste al servicio de aquella.

El papa Francisco remarcó este domingo el «peligro» que significa «una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto», e instó a «abrir las puertas para salir».

La Iglesia como tal debe perderle el miedo a la pobreza porque la peor de ellas es el olvido del Mensaje que la hizo posible.

Porque mientras a los más necesitados se los agolpa y se los amontona en un rincón, a los poderosos se les reserva el mejor de los lugares.

Son precisamente los pobres quienes no pueden acceder a una vivienda digna, a la salud, a la justicia, a una economía cuya finalidad sea servir y no ser servida.

Cuando Cristo y su pareja María Magdalena en la Última Cena anunciaron la Buena Nueva a costa de la vida  y el martirio del propio Jesús, por seguro que pensaron en la premisa “Todo hombre es mi hermano”

 

 

Mira también

Llega mañana la presentación del libro de Quién es noche. Relatos más allá del umbral, de Andrea Cruz

¡Los esperamos queridísimos lectores mañana, a tan esperado encuentro. La presentación del libro «Quién es noche» …

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *