COUNSELING un espacio para escucharte, un darse cuenta, Un camino que te lleva hasta vos..
Bettina Mosquera «Consultora Psicológica» Silvia Solana Rovner «Consultora Psicológica»
En este espacio de reflexión, hoy quiero compartir con todos ustedes, una vivencia personal, que estoy transitando…
Hace unos días, sufrí la muerte de un ser querido, mi papa…
Sin dudas es la experiencia más dolorosa por la que puede pasar una persona, nos duele el cuerpo, nos duele, el dolor de la familia, los amigos, nos duele el corazón y nos duele el alma.
En esta perdida, como en ninguna otra, el dolor atraviesa el tiempo, duele el pasado, el presente, y especialmente duele el futuro… y a esto se le suma la impotencia absoluta y el dolor desgarrante de la ausencia, si bien esta situación es tan dramática, por la desolación, el desconsuelo y la tristeza que se siente, es parte inevitable de la vida. A veces hay personas que subestiman, la experiencia dolorosa, con intenciones de ayudar al que sufre, pareciera que un individuo, en pleno duelo debiera ocuparse, justo en ese momento, en demostrar que es sano y normal, según el prejuicio popular debiera esforzarse, para superar la perdida con rapidez…Nada mas lejos de la verdad.
Sin ninguna duda, las herramientas más útiles, en estos momentos son, un abrazo cariñoso, el llanto acompañado, el hombro firme dispuesto a recibir una cabeza cansada, y el oído amoroso atento, a nuestra necesidad de hablar. Es imprescindible que la familia transforme su debilidad en una fortaleza y permanezca mas unida que antes.
Después de esta reflexión sobre el duelo, que seguiremos hablando en otra oportunidad, quiero compartir con todas las personas que nos siguen, una carta que le escribí a mi papa, después que partió, como un pequeño homenaje, si bien es muy personal, es una forma mas, para que me conozcan, que a pesar de mi profesión soy vulnerable y me pasan cosas como a todos, tal vez pueda contar con otras herramientas, pero no evita el dolor que se siente…
Gracias!!! Por ser parte de mi vida, espero que les guste…
Querido Papa:
Te escribo estas palabras desde lo mas profundo de mi corazón, no es una despedida mi intención es que sepas como me estoy sintiendo…
Desde el momento que partiste, el dolor se apodero de todo mi ser, fue como si me alcanzara un rayo y partiera mi alma en dos, me paralice entre la confusión y el llanto, no podía entender lo que sucedía, hasta que me di cuenta, cuando el dolor me aviso, entre la furia y la desesperación, sentí un gran vacío en el alma que me inundo de tristeza.
Desde que comenzó tu enfermedad, no me separe ni un segundo de tu lado, pasamos muchas noches sin dormir, te custodie como un ángel guardián, no pude evitar tu sufrimiento, solamente pude darte mi mano para que te sujetes y acompañarte, sabia que era el momento, pero no podía dejarte ir, permitir que una parte tuya se alejara de mi para siempre…
Pero a pesar de todo, esta fue la voluntad de Dios, sentí mucha impotencia por no poder hacer nada, y me invadió la desolación, la angustia y una bronca arrolladora, por haberte llevado tan pronto, pero a pesar de mi egoísmo por querer retenerte, sabía que al partir se acabaría tu sufrimiento y estarías en paz.
No pude enojarme con Dios, si bien El te alejo de mi, El también me regalo estos padres el día que nací, fui bendecida al darme esta familia, sin dudas si volviera a nacer los volvería a elegirlos.
Guardo muy dentro de mí, los mejores recuerdos de mi infancia y adolescencia, y la felicidad que sentías el día que me recibí, me quedo con todos los momentos compartidos, los valores que me dejaste, las charlas que tuvimos, siempre fuimos muy unidos, vivimos tantas cosas, nunca dejaste de creer en mi, siempre me diste confianza, me enseñaste a ser tolerante, paciente, a no juzgar, a saber escuchar, a respetar a los demás, ser solidaria, generosa y sobre todo que diga siempre la verdad por mas que duela,, que me jugara siempre por lo que sentía a pesar de mis temores. Me dejaste crecer en libertad, tomando mis propias decisiones, y saber hacerme responsable de ello, respetándolas y acompañándome, aunque a veces no estuvieras de acuerdo. Te doy las gracias por todo lo que me diste, por haber estado cada vez que te necesite, por las palabras, por los abrazos, por darme fuerzas, por apoyarme y sostenerme siempre, gracias por cuidarme, protegerme y amarme tanto!! Se que gran parte de lo que soy, te lo debo a vos.
Este es un tiempo donde tendré que aprender a convivir con el dolor, dejar salir las emociones y darme el permiso para estar triste, poder aislarme si lo necesito, tener mi tiempo y espacio para elaborar mi duelo, hasta que pueda juntar fuerzas, para salir al mundo otra vez, seguramente después de llorarte, habré madurado, crecido y cambiado, ya nunca mas seré la misma, porque una parte de mi se fue con vos para siempre.
Se que el amor que sentimos, no conoce las distancias, no sabe de tiempos, no tiene barreras, es un hilo invisible que nos une para siempre, es un asunto de almas no de cuerpos.
Cada persona que pasa por nuestra vida, es única e irrepetible, siempre deja un poco de si, y se lleva un poco de nosotros, habrá de los que se lleven mucho, pero no habrá de los que no nos dejen nada, esta es la prueba evidente, que dos almas no se encuentran por casualidad.
A veces la vida y la muerte son como el mar, las olas parten y llegan a la orilla, también reciben de la playa los tesoros que ellas tienen para dar, finalmente las olas parten nuevamente para volver al mar, al todo, a la inmensidad, parten para volver a casa.
Nosotros cuando nacemos nos entregamos a la vida, y ella nos va dando experiencia y aprendizaje, todos venimos con una bolsita para dar y otra para recibir, es lo que llevamos atado al alma, finalmente cuando partimos, la bolsita de dar, se la dejamos a nuestros seres mas queridos, repleta de vivencias, recuerdos tesoros, que quedaran muy dentro del corazón de cada una de las personas que fueron parte de nuestra vida, y la persona que parte se lleva su bolsita de recibir, colmada de tesoros vividos que quedan en el alma para siempre…y volvemos allí a nuestro mar, al todo, a la inmensidad, volvemos a casa, y en este partir y volver, tanto en la vida, como en la muerte, siempre hay alguien allí esperándonos, para cuidarnos y protegernos, en la vida nuestros afectos y en la muerte nuestros maestros.
Ahora comprendí que la muerte es solamente un volver a casa, estoy segura que en el momento que partiste, estaban esperándote seres queridos para iluminarte el camino, estarás rodeado de un bello paisaje, lleno de luz en paz y esperando…
Se que la espera no será para siempre, algún día cuando parta, y estemos en el mismo plano, me estarás esperando para abrazarme, mientras tanto, se que el cielo tiene una nueva estrella y tu luz me va a iluminar, para encontrar las fuerzas para seguir adelante, se que desde donde estés, me estarás cuidando y protegiendo, guiándome el camino, serás mi nuevo ángel guardián, porque seguirás acompañándome cada día de mi vida, sentiré tu presencia de una forma diferente y sabre que estas a mi lado, por eso no me despido de vos, y te digo…
Hasta siempre papa!!! Te amo, tu hija Bettina
¡Gracias por compartir esta reflexión con nosotras!
Si deseas tener tú espacio de consulta, donde puedas hacer un proceso de desarrollo personal; necesitas profundizar acerca de tus sentimientos y trabajar con esas emociones que estas percibiendo o sentís que estas atravesando una crisis y necesitas que te acompañemos a transitarla, te invitamos a que te contactes para solicitar una entrevista previa a los siguientes teléfonos:
Bettina Mosquera
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