Una flagrante deuda tienen los argentinos con quienes han aportado trabajo, esfuerzo, cultura y por qué su sangre para que hoy podamos escuchar o cantar nuestro himno: de no ser por los afro-porteños mucho más difícil hubiese sido la guerra de la independencia y, sin embargo, se los ve hoy, ahora mismo, en este instante cuando algunos estúpidos que nunca faltan siguen discriminándolos.
Son los africanos quienes fueron cazados como animales en sus tierras y traídos en inmundas barcazas de los esclavistas para reemplazar a nuestros pueblos originarios en agotadoras jornadas en cañaverales, en las minas extrayendo cobre, oro y piedras preciosas.
Y de este modo, aquellos dueños de la tierra, nuestros pueblos originarios, y los africanos se hermanaron en una realidad que no se puede silenciar: fueron ellos, los que con sus oficios mantenían a las familias patricias en nuestro insolente Buenos Aires que aún hoy, ahora mismo, los niega.
“Los negros comenzaron a llegar a Latinoamérica en los siglos XV y XVI con la esclavitud, que ha sido el instrumento por excelencia para servir a las necesidades de mano de obra de los colonos europeos, en este caso de las coronas española y portuguesa. Fueron la fuerza de trabajo en los albores del capitalismo. En nuestro país fueron afectados a tareas rurales, venta ambulante y servicio doméstico.
Según un censo de 1778, en Santiago del Estero el 54 % de la población era negra, en Catamarca el 52 %, en Salta el 46%, en Córdoba el 44%, en Tucumán el 42%, en Buenos Aires el 30%. Los africanos y los afro-argentinos participaron activamente en la lucha independentista argentina. Durante la vigencia de la esclavitud, la Ley de Rescate obligaba a cada propietario de esclavos a dar 2 de cada 5 para el servicio de armas. Y por otro lado se les prometía la libertad a los que estaban 5 años en el servicio militar”, nos enseña Luz Marina Mateo en su imperdible libro “Argentina: Los negros y las políticas de negación”
Agrega la mencionada periodista: “El problema era que nunca alcanzaban a cumplir ese plazo, los mataban antes. En 1801 ya había formaciones milicianas -las compañías de pardos y morenos- que durante las invasiones inglesas tuvieron activa participación en la defensa de Bs. As. Cuando San Martín viene de España y se hace cargo del ejército del norte, de los 1200 hombres con que contaba, 800 eran negros libertos. Todas las milicias tenían hombres afro-argentinos -incluyendo al heroico Sargento Cabral- y hubo cantidad de coroneles negros. Por eso, la militarización y el estado de belicosidad permanente del país, y la guerra del Paraguay en particular, hizo que gran cantidad de negros y de afro-argentinos desparecieran por estar en la primera línea de fuego. Una de las naciones del Buenos Aires del siglo XIX- la nación Mayombé- quedó sin hombres porque todos murieron sirviendo en el ejército de Rosas”
Cada año Buenos Aires festeja a españoles, italianos, europeos, pero olvida de nombrar siquiera a quienes pelearon, a quienes entregaron lo mejor (por la fuerza tantas veces) y ahora mismo, por seguro, andan ofreciendo relojes en estaciones como Constitución para citar un caso o en Retiro para citar otro ejemplo.
Alguna vez porteños, bonaerenses y argentinos en general deberán reconocer a esta colectividad. Alguna vez esa horripilante expresión que no solo los discrimina sino también los agravia, debe borrarse del léxico de los porteños. Porque ellos ofrecieron sus ritmos musicales, su cultura, hoy venden relojes, hoy venden chucherías quizás, hechas con sus propias manos y de una u otra forma, lo que hacen es ganarse el pan con el sudor de su frente.
A nuestros pueblos originarios y a los afroporteños desde estas humildes páginas les brindamos nuestro reconocimiento por lo que han dado a nuestra patria, pero también nuestro homenaje.
CINISMO ARGENTINO: Los afro sirvieron para dar su sangre en la lucha de la independencia; para ser mano de obra esclava; para ser sostén económico de las familias patricias, pero para trabajar les exigen visa de entrada al país.