Podemos comprender el sufrimiento de quienes son sometidos a un asalto mediante el uso de armas de fuego. Más aún si las víctimas también son sus seres más queridos; peor aún si la violenta situación pasa a mayores.
¡Cómo aquel que lo padeció no pretenderá medidas extremas para resguardar su seguridad presente y futura! Pero acaso y no nos gusta tener que decirlo, ¿un hecho violento se cura otro hecho aún mayor?
El General Julio A Roca quien pagaba por cada oreja de indio asegurándose el fin del asesinado mediante este método no solucionó nada. Más aún, empeoró la situación. Aún hoy sigue existiendo la comunidad aborigen que masacró no en su totalidad y ahora más que en otras situaciones es acusado por la crueldad de esos actos.
No sólo no solucionó nada sino que los problemas los agravó.
¡No es matando al perro como se acabará con la rabia! La hidrofobia como causante permanecerá latente y a punto caramelo de explotar una y otra vez sino se busca las causas por la que se produce.
La epidemia de Fiebre Amarilla ha retornado y ahora también el sarampión: ¿no es tema de profesionales de la salud buscar la curación de estos males? Pero esto sucederá una vez producido o reproducido el mal.
Existen otros estudios que desde su campo de acción podrán expresarse y aportar para que la hidrofobia no siga causando males mayores.
Por lo expresado: la violencia aún mayor mantiene vigente la menor.
El resurgimiento de los asentamientos en la ciudad tiene una fecha precisa: se dio cuando el menemismo liberal aniquiló los bienes públicos y como era de esperar, todo aquello que no era rentable en la inmediatez fue dejado de lado. De esta forma quedaron extensísimos terrenos a la deriva a los que sin prisa y menos pausa ante la carencia de un lugar en donde vivir, fueron ocupados uno tras otro y en especial, los terrenos que antes fueron de ferrocarriles argentinos.
Privatizaciones al antojo y a gusto o placer de los beneficiados de las concesiones fueron hechas. Y como no podría ser de otra manera cuando sólo busca el negociado fueron llenándose esos terrenos y a los que se sumó posteriormente la falta de política activas que eviten la proliferación del narcotráfico.
Reiteramos: ¡cómo no va a existir posiciones extremas de quienes han sufrido hechos violentos y se inseguridad! Pero recordemos que la violencia provoca otra aún mayor.
No hay que enceguecerse ante esos hechos. Se debe encontrar soluciones que al menos se dirijan en una primera etapa a paliar hechos.
subido 1.04.2018