Podríamos redactar algunas notas desde la veneración a una persona que desde la más absoluta pobreza en sus años infantiles empeñó su vida para paliar el sufrimiento sin fin de todos aquellos que tienen menos que nada (como si esto fuese posible)
Pero queremos rescatar en esencia a quien llegada en sus años de pubertad a una ciudad inhóspita supo darse maña para que en tan sólo en algunos abriles –falleció a los 33 años habiendo llegado a los 15 a Constitución-, quedó en la historia de muchas generaciones antes, durante y después de ella por su afán de hacer justicia devolviendo a los más sumergidos concretándoles una vida digna a través de su obra tales como la Fundación Eva Perón, la Ciudad de los Niños y la proclamación de los derechos de los trabajadores, de los ancianos, de las mujeres e incluso, participó activamente en los derechos de las personas con capacidades diferentes, un tema que empezó a ser tratado en las Naciones Unidas.
Sobre Eva Perón, Evita, la Santa del Pueblo muchas cosas se han dicho: “Si Evita viviera sería…”, la raza maldita pintó paredes con la leyenda “Viva el Cáncer”. Se la inculpó de las más feroces atrocidades o actitudes que violentan el más fino espíritu democrático y sin embargo, todos y cada uno de los discursos que pretendieron estigmatizarla, pudo hacer olvidar a ese pueblo que Evita amó y el pueblo a ella, que le dedicó su último adiós por semanas, baja la lluvia, arrojando ramos de rosas desde los balcones de la Avenida de Mayo.
Pero no era lluvia, entiéndase bien, era que hasta Dios y el Cielo lloraron su muerte, se deprimieron y por días anduvieron dándose fuerzas entre todos para hacer pasar tanta amargura que sentían.
Y el Señor que hace tantos años debió perdonar a quienes mataron a Su Hijo dilecto porque los mortales no saben lo que hacen, seguramente debió perdonar a la raza maldita qque tampoco estaba al tanto de aquello que hacía propinándole el peor de los agravios que algún desprevenido podía imaginar.
No queremos hacer un escrito venerándola aunque bien lo tuvo y lo tiene merecido, queremos hacer una serie de notas mostrando la persona y sus convicciones, sus amores o desvelos. Desde sus primeros años rescatando aquella persona que con gallardía convirtió “el yo en el nosotros”
Como últimas palabras a esta introducción, en su último discurso de despedida ante el pueblo en Plaza de Mayo, hasta el General lloró en público testimoniando con ese hecho QUE LOS ANGELES VAN AL CIELO…