Ignacio de Loyola, (Ignacio López de Loyola, 1491-1556) soldado y sacerdote español.
Fue el fundador de la Compañía de Jesús reconocía a sus miembros como jesuitas. Hasta los 26 años la vida mundana era parte de su hacer cotidiano. Pertenecía a la nobleza, y había resuelto ser un reconocido Caballero, participó en la toma de Pamplona, donde fue herido en una pierna que dejó la secuela de una renguera permanente. Su aventura de caballero terminó con su encuentro con Jesús, en la profundidad de su encuentro espiritual, su renacer a las virtudes de Jesucristo. Así como tuvo compañeros de batalla, quiso tenerlos en el orden espiritual y afrontar desde allí los desafíos que la vida le ofrecía. Y a esa misión dedicó su vida: viajes, cárcel y encuentro. Se definía como «alguien» que estaba en camino, presto. En busca del Santo Sepulcro, naufraga su barco entre otras vicisitudes y junto a sus compañeros los cambios en las rutinas trazadas lo llevan a ponerse a disposición del Papa e ir donde éste quisiera enviarlos. Son los «Amigos en el Señor» amigos que en libertad comparten los proyectos comunes. La experiencia del Amor a Dios. Así lo decidieron los siete hombres dedicados al servicio a Dios. Esto les permite ver con discernimiento, por donde va el llamado de Dios, para cada uno y en forma conjunta. San Ignacio murió el 31 de julio de 1556 anhelando llegar a Dios, a su amor, siguiendo el Evangelio y al Sumo Pontífice.
«Yo creo que Ignacio fue el descubridor de la inteligencia emocional, porque se dio cuenta de que Dios nos habla a través de las emociones», afirma el jesuita Zaglul, la profundidad interior y la espiritual. Era ya un desafío para aquellos hombres de Dios.
«Las mociones, porque nos mueven a cosas grandes, a cosas buenas, siempre están ligadas a una alegría que permanece, mientras que los engaños a veces se nos esconden bajo la apariencia de una alegría falsa, superficial», sigue diciendo el jesuita.
«Todo para mayor gloria de Dios». Hacia ello dirigía todas sus acciones, palabras y pensamientos: A que Dios fuera más conocido, más amado y mejor obedecido. En los 15 años que San Ignacio dirigió a la Compañía de Jesús, ésta pasó de 7 socios a más de 1.000.
Ignacio de Loyola promovió un enfoque que se integraba: intelecto, corazón y espíritu. San Ignacio dio impulso a un método de enseñanza que llevaría su nombre, la Pedagogía Ignaciana enfatiza el aprendizaje experiencial, mediante la reflexión, la acción y la discusión.
Diseñador del hábito que los representa hasta la actualidad: sotana negra cerrada con pequeños botones de igual color. Los botones son una hilera del cuello a los pies. Ceñida con una faja de igual color. El cuello es corto y blanco. Los obispos usan mitra.
El símbolo jesuita. En el cáliz se lee IHS, Y es la transcripción latina de la abreviatura en griego: «Hiesus Hominum Salvator»: «Jesús salvador de los hombres». El Papa Francisco es de la orden de San Ignacio, jesuita, por lo tanto. Entre las órdenes religiosas actuales,
San Ignacio de Loyola adoptó este monograma como sello general de los jesuitas. Que son las tres primeras letras mayúsculas griegas del nombre de Jesús.
La Santa Casa de Ejercicios Espirituales (hoy Monumento Histórico Nacional), fue fundada por Mama Antula en 1794, era parte de su legado para la posteridad (estos tiempos), es un solar ubicado en Independencia 1190, una manzana donde sí podemos decir que es una cápsula del tiempo. Conservada, amorosamente cuidada en cada detalle, ladrillo, o aljibe, sus frondosos patios. Nos vuelven a ese tiempo de claustros, oración, devoción y silencio. La cal que cubre las paredes, la madera crujiente de los cuartos, los arcones, las celdas. Las reliquias de un tiempo de oración… los nombres de sus mecenas, de quienes pasaron buscando los senderos del Bien Común, la Espiritualidad y el desarrollo de las virtudes, el lugar de recogimiento y aprendizaje, los Santos Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, los llevaban a cabo los convocados más conspicuos, y también quienes estaban a su servicio. Es que a todos convocaba ese hacer silencioso, no hacía falta leer en latín, ni siquiera saber leer. Tan sencillo como escuchar el canto de los pájaros que llegaban a los claustros.
Aquí murió nuestra Santa evocada, y es recién descubierta para muchos. Y eso es para festejar su vida una y otra vez.
Y es un Canto de unión, que hoy en nuestra Argentina estemos en guardia para festejarla, esta vez en forma masiva, hace tanto ya que es nombrada en los campos, en los pueblos, nombrarla es abrir caminos de Esperanza, Fortaleza y Amor Fraternos.
En 1799 cuando María Antonia de Paz y Figueroa murió ya era Mama Antula para todos.
Venía de Silipica (Santiago del Estero), nacida allí, desde muy joven abrazó la fe católica, y desde aquellos años siguió la prédica espartana de los jesuitas, con quienes trabajo 16 años, ella y su Manuelito en brazos, ella y su prédica constante entre libertos y doctores, negros y blancos, todos eran los preferidos de un Padre que amaba a cada uno de sus hijos.
Hoy en día, cada uno de las capillas ha sido refaccionada tal como estaba en tiempos donde acudían los devotos de aquellos siglos (XVI). Por ejemplo la capilla del Divino Salvador y su retablo donde introduce la veneración de San Cayetano.
El Cristo de la Aspiración, continúa tan perfecto, que parece recién construído, como recién bajado del Cielo, porqué no…
Ejercicios Espirituales.
Abiertos: Cada 1er. sábado de cada mes. De 13,30 a 19,20 horas.
Contribución Voluntaria.
Visitas guiadas: 1er. domingo de cada mes a las 16 horas.
Contribución Voluntaria.
Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad.
Mañana 11 de febrero. Misa en Honor a Santa Mama Antula. Allí permanece enterrada Mama Antula.
La Misa es a las 10 horas.
Bartolomé Mitre y Paraná. Bartolomé Mitre 1524.
Barrio de Balvanera. CABA.
Bendita Seas Mama Antula, hija del Altísimo. Intercede por nosotros.