Por distintos hechos, la ciudad y nuestro barrio de chacharita se encuentran íntima e indisolublemente conectados siendo el nuestro la solución acorde a los problemas porteños.
Cuando la desvastadora epidemia de fiebre amarilla de 1871, producto de medidas públicas basadas en el interés particular por sobre los generales que ya venían desde hace tiempo, el cementerio de entonces hoy Parque Ameghino quedó saturado de cadáveres se debió buscar otro lugar alejado del casco histórico y producida ya la reformulación urbana de aquellas casas patricias en inhóspitos conventillos sin las más mínimas condiciones higiénicas (según crónicas de la época y posteriores se cocinaba en las reducidas dimensiones de las habitaciones con braseros existiendo un baño para más de 20 personas)
Dadas las condiciones imperantes resultaba muy fácil que una enfermedad contagiosa se propagase como pólvora encendida y si a esto le sumamos que a los sectores menos pudientes y a los negros se les impedía salir de los caserones, ya tenemos una idea que nos remonta a aquellos años.
Habíamos mencionado que el entonces cementerio quedaba en donde hoy se encuentra el Parque Ameghino -donde se sospecha aún hay restos sin exhumar- que prontamente quedó superado en su capacidad y como ya despertaba frenéticos reclamos se decide abrir otro alejado del centro y sus proximidades, las autoridades de entonces lejos de la urbe y en tierras de Don Agustín Comastri. abre el cementerio en el Parque Los Andes y posteriormente, en la ubicación actual. Hechos posteriores hicieron que se ubicaran en las proximidades los cementerios Alemán y Británico.
En el cementerio de la Chacarita aún perdura en alguna bóveda recordando aquellos luctuosos hechos.
Mencionar la epidemia de fiebre amarilla como dijimos más arriba es también hablar de un problema crónico cuales la falta de viviendas o éstas en estado deplorable en cuanto a su higiene.
Siendo Intendente Municipal Torcuato de Alvear llama a la presentación de un concurso para la construcción de varios complejos habitacionales en zonas, en aquel entonces algo alejadas del centro. Por supuesto y como es imaginar los grandes empresarios que lucraban con el malestar de las clases populares pusieron el grito en el cielo ya «que Estado no debía intervenir cuando los privados tenían una situación ventajosa» (¿El Estado son ellos o somos todos?)
Se presenta el arquitecto Fermín Berterbide con una propuesta que aún hoy sigue vigente utilizando el espacio público en función de las necesidades de quienes habitarán el complejo y no en función del mercado inmobiliario.
La propuesta del arquitecto tuvo tal aceptación que Chacarita, Parque de los Patricios y Flores hoy disfrutan de la construcción y de los ideales socializantes del mencionado profesional.
La historia tiene un sin fin de hechos que ligaron la ciudad con Chacarita. Cabe mencionar el día de la Masacre en el Cementerio cuando fuerzas policiales en una emboscada ataca el cortejo fúnebre que llevaba sus muertos luego de la represión de las tropas del Comisario Ramón L. Falcón en el barrio de Balvanera. También se podría mencionar el cortejo fúnebre que trajo los restos mortales de Carlos Gardel con la particularidad que la multitud deseosa del último adiós cuando llegaba al cementerio el féretro, la manifestación se iniciaba en las postrimerías del barrio de Villa Crespo.
Estos hechos son tan sólo una introducción de la historia social del barrio de Chacarita en la que en otras oportunidades ya nos hemos explayado…