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Buenos Aires, área metropolitana, es sin lugar a duda una caja de pandora en donde encontramos hechos que a nuestros antepasados por seguro hubiesen creído que era una creación de Narciso Ibañez Menta.
No negaremos que no es un hecho fácil cumplir con la Ley de Basura Cero -de hecho nadie la cumplió- pero que quede sin resolver por ejemplo los rellenos sanitarios donde se entierra en los municipios bonaerenses los desperdicios de la Ciudad de Buenos Aires es un hecho gravísimo. Que la reubicación de los vecinos que habitan a pocos metros del Riachuelo contaminado al por mayor y que jamás se termina la Nación, la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia homónima de cumplir con la acordada de la Corte Suprema en cuanto a la limpieza y a la salida habitacional de las personas, víctimas de pestes y otras desgracias, también es un hecho trágico y lamentable.
La llegada de los carteles de la droga e instalación en los barrios precarios denuncia por lo menos que sabiendo que esto venía sucediendo desde hace décadas nos obliga a preguntarle a la dirigencia las razones por la que no se previó la solución.
Francamente no nos interesa y creemos que sería una torpeza intelectual culpar de todo a un gobierno en el orden Institucional que sea.
El hecho está frente a nuestra vista: las terminales de trenes especialmente después de las 17 horas se han convertido en tierra de nadie. La trata de personas es otro caso y la esclavitud laboral o sexual tampoco es un hecho reciente y sin importancia. También nos llega de décadas atrás.
El caso de Margarita Verón o María Soledad no fueron hechos aislados, son los más visibles que es muy distinto. Algunos feudos provinciales y los capangas que los gobiernan nos llegan desde la historia y nos obliga a preguntar a la clase dirigente qué propuestas tienen para acabar con estos flagelos sociales. ¿Es más importante ganar la elección presidencial de 2015 que buscar alguna solución?
No escuchamos a los candidatos hablar sobre estos temas y de propuestas ¡ni hablar!
El incendio de Barracas, las tormentas eléctricas donde caen rayos semanalmente en el gran Buenos Aires como en la Ciudad obligan a quienes añoren llegar a sentarse en el sillón de Rivadavia a expresarse.
¿Será que no tienen propuestas? ¿Será que no les interesa las desgracias que causa los tornados, la vuelta de las enfermedades antes erradicadas?
Esperemos que quienes sean presidenciables o crean que lo son, empiecen a pensar en grande.
¿Acaso se han acostumbrado a pensar en chiquito?
