La trata de personas no corresponde exclusivamente al Siglo XXI, ya existía en el virreynato del Río de la Plata al igual que el gatopardismo (que algo cambie para que todo siga igual)
Así como la Asamblea del año XIII flexibiliza el trato con los esclavos pero no acaba con la esclavitud sancionando el fin de los elementos de tortura, en 1875 se crea una ley que regula la prostitución, impidiendo la prostitución de menores, pero permitiéndola si las menores eran iniciadas tempranamente en esta actividad.
Que algo cambie para que todo siga igual, valga la reiteración.
Leemos en el portal Wikipedia: “A finales del siglo XIX comenzaron las redes de «trata de blancas» que proveían mujeres de Europa central y Rusia, que eran vendidas en un falso matrimonio a algún rufián. Ellas buscaban escapar a la pobreza y la persecución religiosa que sufrían. Y en este país eran obligadas a prostituirse o vendidas a otro proxeneta. A principios del siglo XX estas organizaciones de trata de personas estrecharon lazos con el poder”
Pero no fueron los mencionados los únicos casos; estaba prohibido el contrabando, ¿cómo se burlaba la ley? Haciendo alguna compra importante pero en el traslado desde el lugar de origen se lo denunciaba; finalmente era decomisada por las autoridades y rematada por un valor menor al facturado.
Según nuestra fuente de información “… La MILIEU una organización de traficantes de origen francés, y La Migdal o Zwi Migdal de origen judío antiguamente llamada (Varsovia, Sociedad Israelita de Socorros Mutuos). Esta última organización llega a su fin en 1929 cuando Raquel Liberman, una de las miles de inmigrantes polacas sometidas en los prostíbulos, denunció a la Zwi Migdal ante la justicia”
La denuncia de Raquel Liberman permitió que se hiciera pública encontrando un juez valiente e insobornable llamado Manuel Rodríguez Ocampo que le dio vía judicial y por tal motivo llegó a la opinión pública.
Así las cosas luego que se abrieran y cerraran los prostíbulos pasan los años y una vez más, el descaro dice presente “…desde el 24 de junio de 1965 rige la ley 16.666 en la que el ejercicio de la prostitución es libre y no sujeto a forma alguna de reglamentación, esta ley rige aún hoy”
Muy lamentable por cierto que se hable de libertad cuando alguien sufre o padece este tipo de cosas.
No sólo que no se reglamentó nada pero sí la esclavitud de tantas mujeres que ni siquiera pudieron vender su cuerpo para escapar de la pobreza.
En síntesis, una vez más lo canalla y arbitrario hasta tiene su propia ley: ¿de qué prostitución libre se habla cuando hay una mujer que la padece?
Tan canalla es esta ley como cuando se traían hombres de buena posición económica para disfrutar los placeres de la vida (¡!), “placeres” que son lo opuesto precisamente y sin discusión alguna.
No nos cabe duda que también se puede enmarcar estos hechos en una variante del femicidio pero con el agravante que quien debe entregar el dinero es “protegida” por el rufrián, el proxeneta, quien en los hechos ha renunciado a todo principio.