Llegaba con sus historias, profundas, inquietantes, más su voz daba la certeza y veíamos cada historia, relatada con lujo de detalles. Esa voz pausada, grave nos inducía a tiempos de relatos, donde nos metíamos seguros de no arrepentirnos. El tiempo de un mago no es cosa de risa. Y un mago que cuenta es doble aporte, y sí era y es Don René Laban, el señor del Banco de Tandil. Con qué cariño lo esperábamos, queríamos verlo en el movimiento de las cartas, los cambios, y él sonreía…
En aquella recordada «Sabía que vendrías», el regreso de un soldado a buscar a un compañero al campo de batalla contra toda esperanza, desoyendo a sus superiores.
Con sorna los recibe el superior. Traía bajo las balas enemigas al compañero abatido.
Cómo diciéndole viste… para qué fuiste?… movía la cabeza, pero lo detuvo el gesto del soldado, su dignidad al recordar los hechos. «Estaba con vida cuando llegué. Sabe qué me dijo?. SABÍA QUE VENDRÍAS. Y sonrió para irse. Lo traje.»
Así con sus dichos, historias, nos llenaba de magia su poesía, don de gentes, y su mano era de mago verdadero, no tenemos hoy ninguna duda…
Perla Laban, una de nuestras docentes en el entrenamiento. Sería hija suya? Saben que nunca le pregunté, por miedo a recibir un no por respuesta.
Y el hombre seguía con su cartomagia, que hoy se agranda, es en verdad un privilegio verlo, cada vez.
Sabe Don Renée Laban, que lo recordamos y nos hace falta para remontar leyendas, recibir esa clase magistral que daba sin quererlo tal vez, cuando pisaba un escenario.
Gracias Siempre, Maestro.
24 de Septiembre 1928 / 7 de Febrero de 2015.