Este 20 de septiembre celebramos el Día del Jubilado en Argentina, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer y respetar a quienes han dedicado su vida al trabajo y al crecimiento de nuestra sociedad. El término «jubilado» proviene del latín iubilare, que significa «gritar de alegría» y está asociado al concepto de jubileo, una celebración que marca un momento de descanso y gratitud por los logros alcanzados a lo largo de una vida. Ser jubilado, por tanto, debería representar el cierre de una etapa con dignidad y alegría.
Pero lamentablemente, en muchas ocasiones, ser jubilado es visto como un estigma. La vejez y la jubilación suelen asociarse con la incapacidad y la pasividad, cuando en realidad, la experiencia y sabiduría de los adultos mayores puede ser un recurso invaluable para la sociedad. Desde la sanción de la primera ley de jubilaciones en 1904, en nuestro país se han dado pasos importantes para garantizar el bienestar de nuestros jubilados, pero aún queda mucho un largo trecho por recorrer para que este derecho se respete plenamente.
No podemos olvidar que nuestros jubilados han estado presentes en cada una de las grandes luchas que han marcado el rumbo de nuestra historia. Acompañar sus reclamos no es solo un acto de solidaridad, es también un reconocimiento a su incansable compromiso con los valores que ellos han defendido durante toda su vida. Aquello que hoy reclaman es ni más ni menos que lo que les corresponde, un derecho adquirido tras años de esfuerzo y sacrificio.
La jubilación no es un regalo, es un derecho adquirido. Y ese derecho debe ser ejercido con el reconocimiento y el respeto que nuestros mayores merecen. El bienestar económico y social de los jubilados, el acceso a una atención médica digna y la eliminación de cualquier forma de discriminación o maltrato son esenciales para garantizar una vida plena en esta etapa.
No se trata únicamente de otorgar una pensión, sino de garantizar que la jubilación sea una etapa de disfrute y reconocimiento. Un tiempo pñpara recibir el agradecimiento merecido por tantos años de trabajo y sacrificio. En una sociedad que a menudo pone el foco en la juventud y la productividad, recordemos también el valor de cuidar y respetar a quienes nos precedieron y han sido los pilares de nuestra historia.