Menudo desafío tiene Francisco I en su rol de sumo Pontífice: orientar a los católicos y cristianos dispersos por el mundo a recuperar el Mensaje. Un mensaje manchado por los escándalos de los conventos protagonizados por «Cosi Fan Tuti» en la cual el Vaticano quedó atrapado en seguir otros dictados que no eran los del Salvador.
Como Institución y por atender otro mensaje que no es el cristiano, quedó sujeta a Bernardo el padre de Francisco de Asís y no a quien armó una parroquia destruida donde todos pudieran entrar sin privilegio alguno. Como Institución también censuró toda clase de renovación humana y ahora, recién ahora, luego de tantos siglos de silenciamiento o represión, comienza a aceptar el rol de María Magdalena como discípula de Jesús: ¿Y si fue su pareja?
¿Que cambiaría del Mensaje si Jesús y María Magdalena hubiesen sido macho y hembra atraídos por el sexo? ¿Por qué el caprichito insolente del Celibato?
Menudo problema tiene Francisco I el de renovar las estructuras envueltas en las telarañas de la inquisición de quienes despotrican por leyes como las del Matrimonio Igualitario, el aborto gratuito y seguro que protegen justa y precisamente a quienes la Institución dejó de lado (no así los cristianos de base, los curas villeros, entre otros) que como Monseñor Jorge Novak, Carlos Mugica, Hesayne, Angelelli pusieron una mano sobre los Evangelios y la otra sobre el Pueblo.
Cuando fue asesinado Jesús, martirizado hasta el límite, con su vida pagó aquello que luego bajo su nombre quiso perpetuarse: los escándalos de Varieté, los corrilos o las internitas de cabaret, usurparon su nombre y por siglos también por su nombre, se adueñaron lo que le pertenecía al hombre y no a los grupúsculos de la perdición.
No resignarse pidió Francisco I pero para hacerlo posible también la Institución debe optar seguir al señor dinero o seguir el Mensaje por ellos olvidado; deberá elegir por la mediocridad de los escándalos ensuciados de pedofilia, finanzas cuestionadas en muchos casos, elección de los placeres o en seguir los Evangelios y el cristianismo. Que los jerarcas decidan: no se puede servir a dos señores al mismo tiempo.
No resignarse a la necesidad de una renovación que renueve los conceptos del Concilio Vaticano II y que la opción preferencial por los pobres no sea un discursito…
Ojalá sirva el papado de Francisco I para limpiar todo el mensaje de Pilatos de aquellas ovejas descarriadas…