En la división de la Ciudad en comunas, estimamos a las apuradas y en algún caso en forma irreflexiva, sólo se privilegió el factor demográfico, la cantidad de habitantes, olvidándose de otros puntos como son la unidad histórica común, el valor de la conjunción de la cultura barrial, etc.
¿Es hoy tan sólo o exclusivamente fundamental discutir el presupuesto que sí deberían manejar los gobiernos locales para que no sean éstas una parte más de la burocracia gubernamental? No lo creemos y en todo caso, quizás sea necesario fijar una nueva ley de comunas en donde la división no vuelva a cometer el la barrabasada de la anterior.
En otras palabras, la ilógica división, carente hasta de sentido común, hizo posible que San Telmo y Pompeya, sumándose a estos límites de la comuna 4 los barrios de Barracas, Parque de los Patricios, dejando a la intemperie de costumbre que ya es histórica en nuestra Argentina de que unos pocos decidan aquello que nos conviene a todos.
Una vez más como con la Federalización de la Ciudad se cometió un grosero traspié intelectual dejando a las próximas generaciones remendar lo que se pudo hacer desde la óptica de una democracia real y participativa. Sucedió como en aquella oportunidad cuando para terminar con los pleitos entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Estado provincial homónimo sólo importó solucionar un problema creando por los hechos uno mayor.
En nuestra zona también se cometió el desliz de agrupar a la que te importa distintos sectores separándose Colegiales con Chacarita olvidándose de la identidad histórica común entre ambos barrios.
Chacarita la hicieron caer en Parque Chas y a Colegiales con Nuñez (lo que significó una barbaridad insostenible desde cualquier punto de vista y a pesar que las entidades barriales hicieron sentir su voz para que ello no ocurriese)
Sólo importó que unos pocos decidieran aquello que nos conviene a todos, la vieja práctica que nos viene complicando la existencia a los porteños desde tiempos inmemorables.
Es justo, así lo creemos, descentralizar la gobernabilidad de la ciudad pero la transferencia del poder decisorio no puede quedar reducido a un solo factor sino y muy por el contrario se debe tener en cuenta una nueva división de la ciudad para no cometer la barrabasada anterior que ya hemos citado creando por otra parte las subsedes o delegaciones comunales que puedan priorizar las necesidades en los distintos sectores.
La democracia cada vez queda más claro que si no avanza desde lo meramente formal a lo participativo (que también es decidir) dejar huecos como el que acabamos de manifestar.
imagen gentileza de mendoza.edu.ar