¿Cuál es el motivo o la razón por la que cantantes como Gardel, Rodrigo, Gilda, Soledad y tantos, pero tantos otros en cualquier expresión artística puedan movilizar y expresar a multitudinarias concentraciones ya sea en el ramo de la canción, de la política o de la que pueda concebirse?
¿Por qué la Difunta Correa o el gauchito Gil motivan tanta adhesión? Más aún, por qué a la muerte de Evita, los más humildes, las enfermeras, los trabajadores hicieron las colas bajo la lluvia con la intención de despedir a la Santa del Pueblo?
¿Cuál era la expresión de algunos que en lugar de valorizar la movilización de las masas elaboraron el discurso del crespón negro o el carné obligatorio no haciendo lugar en sus corazones aquello que el Pueblo sentía?
Arriesgamos una hipótesis: necesariamente porque todos los mencionados hablaban el mismo lenguaje, caminaban por las mismas veredas –como dijera en campaña un ex Presidente- de todos aquellos que menos tienen, de los más necesitados.
Pero en todo caso, ¿algunos u otros no lo hacen? Nos explicamos: en la reciente campaña para renovar los cuadros legislativos hemos presenciado algunos discursos que tenían más que ver con las necesidades de los partidos participantes y muy poco con las necesidades generales de la población, de la gente y del Pueblo. Es como si aquellos que los iban a votar fuesen nada más o la excusa o el predicado de esas agrupaciones partidarias.
Muy por el contrario, Gilda, Rodrigo, Gardel, Soledad y la mismísima Evita convocaban a sus seguidores llegándoles a sus necesidades de distinta índole. Y este sentido, quienes lo eran, quienes los amaban, eran convertidos en sujeto histórico, en verbo.
Algo muy parecido ocurrió con El Salvador quienes jamás llamó a misa –como en otros tiempos- y les dio una hostia como ocurrió después de su martirio y asesinato.
Con la huida de los judíos de la esclavitud egipcia Moisés más que prometer, más que decir, hizo y realizó convocando a quienes sufrían esclavitud.
La gran diferencia en donde se pone el acento es una de las grandes que han atravesado la historia desde épocas imposibles de memorizar.
El discurso, lo que se les dice a los que recibirán las promesas, va dirigido siempre a lo mismo. Son tan sólo predicado que reciben esas promesas y esos dichos.
Moisés se puso al frente de una causa común; Jesús convocó a los necesitados de la fe a creer en ellos mismos y por consiguiente, al Creador.
En este sentido, tanto Moisés como Jesús, más que sus seguidores fuesen predicado serían y son sujeto histórico.
Entre quienes piensan de una u otra forma, nos llevan directa o indirectamente, a dos vertientes universales: la temporalidad o lo trascendente.
En este último ítems se encuentran justa y precisamente los artistas antes mencionados porque recurren a los sentimientos y a las necesidades de quienes los siguen, sus fans.
Y aunque suene hasta agresivo decirlo, la prioridad son ellos y no quienes dicen y prometen pero de acuerdo a sus necesidades, no referidos a las prioridades del sujeto histórico…
Publicado día 14.12.2017