Entre muchas otras fechas de importancia en el quehacer del paso del hombre el Día de la Tierra que se celebra los 22 de abril adquiere y cada vez más una preponderancia fundamental; más aún cuando los dos pensamientos perimidos o anacrónicos de fines del Siglo XIX ya no pueden explicar en su totalidad la realidad terrenal y mundana.
Esta historia comienza en USA cuando miles de universidades y escuelas celebraron actividades para la toma de conciencia sobre los problemas que afronta nuestro planeta, como la sobrepoblación, la contaminación y la depredación de la naturaleza. Hubo marchas pacíficas en varias ciudades reclamando que el gobierno decretara leyes a favor de la protección ambiental. Como consecuencia de la gran movilización el presidente Richard Nixon creó en 1970 la Agencia de Protección Ambiental y promulgó la Ley del Aire Limpio (1970), la Ley de Aguas Limpias (1972) y la Ley de Especies en Peligro de Extinción (1973).
Como siempre la movilización popular obligó a la dirigencia a salir de sus cascarones de lujo y promover leyes en defensa del Bien Común.
Aquel día fue como dijimos el puntapié inicial que posteriormente se desparramaría por el universo de las naciones y como consecuencia “…La Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 22 de abril de 2009 emitió una resolución proclamando a la fecha como el Día Internacional de la Madre Tierra y pidió que sus Estados miembros ayuden a proteger a la Tierra y sus ecosistemas. Para la ONU esta celebración “ofrece una oportunidad para sensibilizar al público en todo el mundo a los desafíos en relación con el bienestar del planeta y de toda la vida que sustenta”, según podemos leer en el portal www.wikipedia.com
Referido a este Día también hubo distintas interpretaciones por cierto como la que brindó uno de los más grandes estadistas del Siglo XX, nos referimos a Mijail Gorbachov, quien reflexionó que el mundo actual, el de fines de Siglo XIX y el inicio del Siglo XX encara tres problemas principales que abarcan a todos los demás. El reto de la seguridad, armas de destrucción masiva y terrorismo; el reto de la pobreza y de las economías subdesarrolladas; y el reto de la sostenibilidad ambiental.
A modo de conclusión de esta primera parte queremos reproducir la Carta de las Naciones Unidas que se dio en llamar CARTA DE LA TIERRA y que enseña a quienes desean un paso diferente de la humanidad en su conjunto.
Esas propuestas son:
1. Respetar la Tierra y la vida en toda su diversidad.
2. Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión.
3. Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas.
4. Asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras.
II. Integridad ecológica
5. Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida.
6. Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y, cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución.
7. Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario.
8. Impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido.
III. Justicia social y económica
9. Erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental.
10. Asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible.
11. Afirmar la igualdad y equidad de género como prerrequisitos para el desarrollo sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud y la oportunidad económica.
12. Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías.
IV. Democracia, no violencia y paz
13. Fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia.
14. Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible.
15. Tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración.
16. Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.
La Carta finaliza con estas alentadoras palabras:
Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde
por el despertar de una nueva reverencia ante la vida;
por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad;
por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz;
y por la alegre celebración de la vida.