Escribe Maria Britos
Daniel Toro, no puedo despedirte porque te quedaste por siempre en mi corazón. No queremos despedirte porque estás aquí, con tu voz quebrada, sí intacto tu sentido de la poesía, la libertad y el precio que paga un hombre por ser quien es, como lo hiciste vos.
El Nombrador. El mismo que no pudo ser acallado por ninguna censura, ningún poder fáctico. Ya habías trascendido las fronteras con tu poesía tan inmensa que supera tu obra de gigante, que atraviesa cordilleras y susurra cada letra, cada verso en honor a la vida y la belleza, en honor a la libertad y la razón de ser de los pueblos con su expresión que se hunde en leyendas, allí donde el indio es barro y esencia. Allí donde vamos a encontrarte siempre.
Hace décadas quisieron callarte. La fuerza de la Vida, tu Destino de Poeta del Pueblo había cruzado toda frontera. Persona amada y reconocida en el medio de la poesía y la música, supo, (sabe) ser el perfecto anfitrión para quien llegó a conocerlo: «el maestro me recibió.»
Daniel Toro nació el 3 de enero de 1941 en Salta.
Falleció el 25 de mayo de 2023 en Salta.
No es tan escueta la obra que hizo el hombre que mudó su traje por un sutil poncho rojo que no se rindió a un opresor y es dueño del aire y el viento frío de las montañas.
Daniel Cancio Toro, Daniel Toro o simplemente Casimiro Cobos, para cruzar fronteras si era menester.
Prohibido durante la dictadura cívico militar, por su militancia política, fue silenciado de emisoras de radio, espectáculos y festivales hasta terminada la misma. Poco se lo vio después, para el común de la gente, pero no, Daniel Toro había hecho carne, en su garganta el dolor del silencio y la preepotenci, n temprano cáncer de garganta quiso callarlo, pero no pudo.
Su figura delgada, y el pañuelo al cuello, una campera de cuero y su sonrisa. Y su voz de juglar. La guitarra, que a veces trocaba en bombo. Un universo que se expandía sin él saberlo y cruzaba fronteras, donde la vida era el privilegio. Ariel Petrochelli, Néstor César Miguens, se incluían entre sus amigos, compañeros y compositores con quienes grabó temas de antología poética. Es tan grande su obra que solo de ver quienes hoy recrean, recapitulan tanto material da un especial vértigo. Desde la «captura» de un ya mítico Miguel Abuelo, llegando a Ricardo Mollo, quien también versiona a otro grande, el jujeño Ricardo Vilca. El olvido no puede alcanzarlos.
Se estiman en más de un millar sus obras poéticas y musicales. Tantas de ellas son cantadas a la fecha a lo largo de América y el mundo. «Cuando tenga la tierra», «Pastorcita perdida», «Mi mariposa triste», «Para ir a buscarte», y «Mi principito» entre tantas zambas, retumbos y huaynos. Nombrando al hombre paisaje y esencia.
Ya retirado de escenarios y actividades musicales, tuvo el privilegio de ver realizado un documental que refleja su vida: El Nombrador. Alli vemos a Toro en Cosquín en el Festival del Folklore de los 60, aquí la intervención de la Fundación Miguel Abuelo genera el aporte de sus actuaciones por aquellos años. Miguel Abuelo querido y recordado cantando «El antigal», Mollo reversionando «Cuando tenga la tierra» también aporta la versatilidad que deja Toro en cada verso, palmo a palmo. Silvia Majul, su directora da entrada a los más jóvenes al asombro que produce esta producción donde la multiplicidad de temas dan cuenta del sentido ético, estricto de la belleza misma del hombre y su circunstancia: las alas, el barro, la distancia y el encuentro de un hombre con su tiempo. Donde no hay lugar para retroceder. Avanzar desde la vida misma a un mejor logro, desde un pan a una duna que cambia día a día sin perder su esencia.
HASTA SIEMPRE DANIEL TORO!!!
Tu historia nos invita a no bajar los brazos!!!