El nombre Camila parece ser aquel que está destinado a desentrañar oscuros episodios de una ideología retrasada en el tiempo.
Fue Camila que se fugó con el Padre Ladislao desnudando los prejuicios y la mentalidad de ciertos pollerudos que a contramano del mensaje de Jesús –a quien dicen seguir, dicen- más que el amor persigue el odio o los intereses corporativos de una mentalidad de clausura: Camila y el Padre enarbolaron la bandera del amor en una sociedad atada a prejuicios.
“Camila se fue. La dejaron ir. A menos de un mes de sancionada la ley de muerte digna, Camila, la nena que se transformó en el símbolo de lucha por esta ley, fue desconectada. “Camila pasó por este mundo y dejó derechos para todos”, dijo ayer Selva, su mamá, la gran impulsora de este nuevo derecho de los argentinos.
A las 12.05, un equipo de médicos del Centro Gallego desconectó a la pequeña, que estaba en estado vegetativo desde que nació. Fueron unos pocos minutos los que llevó desconectarle de su cuerpo el botón gástrico que la alimentaba, la vía que la hidrataba, y la traqueotomía por la cual recibía oxígeno”, leemos en el portal clarín.com
Y esta Camila, la bebe, al igual que su tocaya también dejó mucho más que su experiencia. No sólo dejó derechos para todos, sino la posibilidad de amar por su mensaje a otros que padecen otras mentalidades de clausura y que en nombre de una ciencia avanzan sobre derechos propios y adquiridos.
Alguna vezla Santadel Amor que se animó a hacerlo carne junto al Padre Ladislao y ésta Camila, la bebé, dejaran una estela en el río: las olas se irán y vendrán trayendo los derechos de las personas a decidir qué hacer consigo misma en un momento crucial. Y allí en el Centro Gallego, ayer, nacieron otros derechos, otras garantías de las que jamás hay que olvidar y mucho menos renegar.
Los médicos se habían negado sistemáticamente a desconectar a la nena, hasta que Selva recurrió a los medios para hacer pública su historia. En menos de un año de hablar y de explicar y de sensibilizar, esta mujer de 38 años, maestra, madre de otra nena, logró su cometido: la muerte digna es ley para todos los argentinos desde el mes pasado. Camila partió en paz. Camila pasó por este mundo y dejó derechos para todos”, repite Selva.
La madre de Camila fue clara en sus días o en su calvario y en su lucha contra las mentalidades de clausura y ayer, en plena ciudad de Buenos Aires, en un hospital, la beba fue desconectada para conectarse a la sociedad del amor como su tocaya, la otra Camila que se animó al amor junto al Padre Ladislao.
“Si bien desconectar puede ser rápido, el proceso fue largo. Con Selva esperamos dos horas en unas sillas de un pasillo. Hablamos de todo. Hubo altibajos, hubo lágrimas. Fue un momento duro, difícil. Por más pensado que estuviera todo, igual es difícil” Para Tealdi, que se haya sancionado la ley de muerte digna es un gran avance. “Ahora nos queda el desafío de hacer que la norma sea de acceso universal. No tiene que haber ninguna madre más que tenga que pasar por el calvario que pasó Selva”
Esperamos que el mensaje de aquella y esta otra Camila sea comprendido y universalizado. Porque nadie deberá endilgarse derechos o tutelajes los que son rechazados cada vez más por quedar atrapado en inquisidores conceptos que muy poco tienen que ver con los tiempos que corren.
En menos de un año de hablar y de explicar y de sensibilizar, esta mujer de 38 años, maestra, madre de otra nena, logró su cometido: la muerte digna es ley para todos los argentinos desde el mes pasado.
“Camila partió en paz. Camila pasó por este mundo y dejó derechos para todos”, repite Selva” y en verdad que los dejó.
Fundamentalmente nos dejó el derecho individual sobre si mismo sin que nadie pueda pisotearlo.