Un homenaje al ícono del humor infantil argentino, cuyo talento y generosidad iluminaron generaciones desde su querido barrio de Chacarita hasta el corazón de todo un país.
De Chacarita al mundo, Carlitos, pura belleza, ternura, niñez con la palabra y el amor dispuesto a darse. Te extrañamos, sabés. Tus criaturas nos siguen acompañando y a vos te vemos en la pizzería de siempre, El Imperio, cuando nos recibís con tu sonrisa grandota y franca y el gestito de idea.
Te llaman de muchas formas: ícono del entretenimiento infantil, creador incomparable y así, de mil formas cada vez más acercado a un genio. Y es verdad. Todos los personajes salieron de un niño que tenía una galera de mago y creaba sus obras en un conventillo de Chacarita, para estrenarlas en la feria del barrio, subido a un cajón de frutas. La cultura del país es una inmensa sonrisa que te nombra entre cientos de hombres y mujeres que dejaron su aliento e inventiva para sembrar ese nombre que tanto amamos… Argentina.
En su caso, con programas, circos, teatros, con grandes elencos, generando trabajo a actores y actrices que tomaron vuelo propio y nunca dejaron de tratarlo y frecuentar su amistad, donde el humor era parte esencial.Un hombre de la cultura y el amor: Carlos Salim Balaa, Carlitos Balá. Actor y humorista, músico y conductor, trabajó durante más de 60 años como «un laburante en el oficio más difícil: hacer reír».
Desde «Balá, Marchessini y Locati», lo vimos en sus presentaciones. Y nos perdimos, claro, sus shows en la línea 39, donde desplegaba sus dotes de showman. Fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, Personalidad Destacada de la Ciudad de Buenos Aires. Premio Martín Fierro. El cine y la radio, la televisión y el cine lo vieron en múltiples personajes a cuál más queribles. Su público eran los niños, la familia.
Su flequillo, moda absoluta. Marcaba tendencia. Impecable de pies a cabeza. Un señor que quería la risa de los más chicos. Sus personajes también eran famosos, sus frases… «gestito de idea», «el círculo del triunfo» o «salió bien», «el sumbudrule», por el hecho contrario.
En el corazón de Chacarita, Olleros 3951, vivió sus años juveniles, de origen sirio-croata. Sus amores los llevó como un abrojo prendido en el corazón: su Chacarita por dos, el fútbol y el barrio. Camiseta negra y roja, vitalicio para más datos.
Hombre reconocido y querido, jamás negó una foto ni la mano. Y sabemos que nunca dejó de hacer por los más vulnerables, los pequeñitos que pasan por los hospitales. A ellos no les cobró entrada. A ellos llegaba cuando nadie lo esperaba, ni cámaras, ni periodismo. Él, solito, se bastaba para entrar a esas salas donde el corazón se encoge de impotencia, y salía con el objetivo cumplido: haberles hecho la tarde hermosa y llena de risas a los que poco ríen. Un regalo para chicos y grandes. También los grandes lo disfrutaban y aplaudían. Respeto y cariño, eso despertaba este hombre del flequillo, que por generaciones nos tentó de risa compartida, de buen humor y de alegría.
«Nací para hacer reír«, repetía en una frase que lo definía.
Su ploteo en el 39 (colectivo o línea de colectivos), para el público, no es ajeno a su vida. Fue allí donde generaba sus sketches para los pasajeros, que en sus 21 butacas (de sentados, claro), consumían su humor sin altibajos y hacía sus ventas más inverosímiles, como las risas de los pasajeros, como los peines para la cartera de la dama y demás.
De Chacarita a Barracas, la terapia de la risa empezó ahí. A mí no me la vendan distinta.La magia de Angueto, no es para reír. Era un precioso ser que Balá llevaba a sus espectáculos y del que nosotros sólo conocimos su pretal. Pero él, Balá, sabía quién era y se llevó el secreto nomás, en medio de su ternura que no se apaga.
Gracias, Carlitos. Te extrañamos.
Carlitos Balá: 13 de agosto de 1925 / 23 de septiembre de 2022.Actor y humorista argentino.
















