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CORRALÓN DE CHACARITA, apuntes para su historia

EL CORRALÓN DE CHACARITA al que algunos rebautizaron  como “Villa Fraga” es toda una historia en el barrio, una historia de marginación, de penurias, de injusticia. Una historia tan propia de aquellos que habitan el predio porque no tienen otro lugar adonde vivir; tan propia en la que algunos díscolos tratan de llevar agua para su propio molinos desde la ignorancia del mismísimo origen de un sector emblemático para el barrio y sus estigmatizados habitantes.

¿Será acaso que los más humildes tienen como destino ineludible el recibir la diatriba de aquellos bañados en una ideología extraña? ¿Será que a cambio de una caja de arroz de decima marca y un paquete de harina que, en realidad, es un engrudo  o un paquete de fideos pegoteados que ni siquiera el agua hervida hace que se despeguen?

¿Tanto desprecio tienen aquellos encantadores de quien sabe qué cosa que luego de la infame limosna los obligan ir a votar  los partiduchos  so pena que si no votan por el caudillejo de turno no volverán a recibir porquería alguna?

La Argentina infame se la puede ubicar en todos los barrios, las mascotas del dirigente de turno también.

Lo encontramos en cualquiera de los barrios y también del conurbano.

En Chacarita también.

Pero aquello que no se encuentra es un conocimiento pero distinto porque tan sólo la lámpara de Aladino quizás hecha añicos les hace ver la realidad desde aquellos cristales en peores condiciones que la lámpara cometiendo el desliz de observar la realidad tapándose la visión de una ojo al mejor estilo de los cuentos de piratas de hace décadas atrás, varias, cuando éramos niños.

Y justamente  por esa ignorancia supina caerán en querer ver la realidad barrial desde la sumatoria de sectores aislados desligando uno de otros.

¿Desconocerán que la ciudad es un tejido urbano y no el capricho de algún desprevenido?

La historia del playón de Chacarita –no de Villa Fraga como algunos llaman- venía desarrollándose con idas y venidas. Con marchas y contramarchas pero pasó lo peor cuando el menemismo oligarca y liberal decide el desguace del Estado poniendo a precio vil todas las riquezas entregándolas a gusto y placer todas sus pertenencias con el agravante que se hicieron de acuerdo a los deseos de las empresas que pasaron de ser empresas de servicio a empresas recaudadoras.

Tremenda entrega del patrimonio nacional ocasionó entre otras cosas que quedaran a la deriva decenas de hectáreas en cada barrio, en cada terminal de trenes, en cada metro de tierra que hizo que prontamente fuesen ocupadas por aquellos que ya no podían pagar el alquiler de la pieza de hotel, el departamento o el lugar donde vivía la familia.

El desastre vino luego y ante el dejar abandonado a su suerte los amplios terrenos de las terminales ferroviarias, las necesidades sociales hicieron el resto.

Así fue como prontamente el playón de Chacarita, no villa Fraga, se fue sumando a otros territorios que ni siquiera el equipo de Sacerdotes Villeros pueden solucionar y eso es bastante y doloroso decirlo.

Esta es la historia que algunos historiadores no dicen o prefieren callar. Váyase a saber las razones.

 

Publicado día 6.01.2017

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