Por Emilia Viaggio. Cada 27 de enero, el mundo se detiene para honrar a las víctimas del Holocausto, un capítulo oscuro de la historia que sigue resonando como un recordatorio urgente de los peligros del odio y la indiferencia. Esta fecha no fue escogida al azar; marca la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau en 1945, símbolo del horror nazi y de la resistencia de la dignidad humana ante la barbarie.
Entre 1933 y 1945, más de seis millones de judíos fueron asesinados, junto a otras minorías perseguidas por su etnia, religión, orientación sexual o discapacidad. Sin embargo, reducir esta tragedia a cifras sería olvidar que detrás de cada número había un rostro, una vida, una historia. Las imágenes desgarradoras de los campos de exterminio no son solo testimonios de la atrocidad, sino llamados constantes a nuestra humanidad.
El Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas del Holocausto no se limita a rememorar el pasado; nos desafía a mirar el presente y el futuro. En un mundo donde el antisemitismo y otras formas de discriminación resurgen, recordar lo sucedido no es un acto pasivo, sino una responsabilidad activa. Al preservar la memoria de las víctimas, enfrentamos las raíces de la intolerancia y reafirmamos nuestro compromiso con la dignidad humana.
Además, este día es un homenaje a los sobrevivientes que, con valentía, han compartido sus historias para evitar que el mundo olvide. Escuchar sus voces nos permite reconocer los peligros de la deshumanización y la apatía, pero también nos enseña sobre la resistencia y la capacidad humana para reconstruir.
Construir un futuro más justo comienza con pequeños actos: educarnos, cuestionar prejuicios, defender los derechos humanos y promover la empatía. La memoria del Holocausto no es solo una lección histórica, sino una guía ética para evitar que estas tragedias se repitan.
Que este 27 de enero nos encuentre unidos, con la mirada puesta en el pasado, pero con las manos y el corazón trabajando para un porvenir donde la dignidad de cada persona sea inquebrantable.