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EN CASO DE ANGUSTIA ROMPA LA TAPA

 BREVIARIO DEL LIBRO _EN CASO DE ANGUSTIA ROMPA LA TAPA_

ALFREDO MOFFATT, continuación.

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EL BANCADERO 2

SOCIOPATOLOGIA

 

Análisis de la crisis actual

 

 

 

5  Civilización y barbarie

 

Nuestra Patria se fundó mal. España creó el Virreinato del Río de la Plata para llevarse el oro de América. Bernardino Rivadavia, el primer presidente no modificó esta dependencia y generó la primera deuda externa con el banco británico Baring Brothers y quedamos pagando deudas externas hasta hoy. Sólo cambiamos de dueño, ahora es el Fondo Monetario Internacional.

 

El prejuicioso y nefasto esquema sarmientino de Civilización y Barbarie supone como civilización a la europea y como barbarie a la cultura criolla, esto lleva necesariamente a la dependencia psicológica y cultural de los valores europeos, también prepara el sometimiento económico a los imperialismos de turno (español, inglés y ahora norteamericano). Es penoso que el ideólogo de la educación de nuestra Patria haya dicho: “No ahorren sangre de gauchos ni de indios que sólo sirve para regar la tierra”. Pienso que el sistema lo eligió como héroe de la educación para que sea la cultura europea la que civilice a los bárbaros o sea a los criollos. Esta cultura criolla nos hubiera podido dar el núcleo de identidad desde donde resistir la colonización cultural usada luego para someternos económicamente.

 

Este mundo globalizado y tecnológico de hoy es bárbaro, inhumano, estúpido, aburrido, injusto… ¿cómo lo hemos permitido? ¿Cómo nos hemos dejado engañar? Si no hacemos una autocrítica, si no replanteamos la Argentina desde nuestras raíces criollas no lo vamos a poder arreglar. ¿Cuál es la civilización y cuál la barbarie?

 

6  Cultura criolla

 

La escena fundante está mal, hay que crear otra desde la autonomía y no desde la dependencia, de lo contrario no vamos a saber qué es lo que nos une ni hacia dónde vamos como nación.

 

Podemos decir que abandonamos nuestra cultura criolla generosa, comunitaria y elegimos la del imperialismo que nos explota. Dejamos la cultura de la gauchada y compramos carísima la de la soledad, individualista y competitiva, donde se gana pisándole la cabeza al otro. Cuando alguien se impone, queda solo, en cambio, en la comunitaria, cuando se gana, ganan todos y siguen juntos. “Si vos perdés, yo gano”, esta es la opción perversa o boluda.

 

Propongo rescatar esa hermosa cultura y enriquecerla con los que nos falta para ser latinoamericanos. Santos Vega, Martín Fierro, Moreira son héroes solitarios pero son perdedores. Los brasileros tienen héroes grupales como los “cangaceiros”, Lampiao con su mujer María Bonita y el pícaro Macunaíma. De modo que si recobramos la cultura criolla va a ser imprescindible agregarle un poco de erotismo y fantasía tropical.

 

Pobre Fierro…siempre sobre exigido, héroe épico, sin debilidades, muy macho pero sin novias (se las tenía que arreglar solito debajo del ombú) siempre peleando con su cuchillo y atravesando la pampa. Sólo el Sargento Cruz lo acompañaba, nada de alegría, un plomazo…

 

Me gusta más Macunaíma, el héroe brasilero, jodón, sexuado, transgresor, a veces confundido y desorientado, pero muy humano; este personaje podría ser perfectamente un héroe para las letras de Los Redondos, la Bersuit o la Cumbia Villera. Deberíamos mezclar a Fierro con Macunaíma e integrar Latinoamérica.

 

7  Sarmiento y Buda

 

Nuestro héroe de la educación Domingo Faustino Sarmiento mira a los chicos de la escuela con cara de enojado, verdadera cara de culo. En cambio, el mito del conocimiento en Oriente es Buda que sonríe porque el conocimiento es una tarea placentera. Nuestra concepción es que el saber es una obligación dolorosa ¿será porque lo que hay que aprender es a obedecer al sistema y aceptar los valores de la civilización europea para que los llamados bárbaros, los gauchos “se civilicen” y dejen de ser criollos ignorantes?. ¿Esto no habrá preparado el terreno cultural para ser una buena colonia del imperialismo de turno?.

 

Un pueblo sólo se puede rebelar desde una identidad cultural con raíces en su historia.

 

8  Pesimista esperanzado

 

Yo me confieso un pesimista esperanzado, veo cómo están las cosas pero igual apuesto a la esperanza porque pienso que es un buen negocio, si me entrego ahora y me siento derrotado, estoy ya derrotado, en cambio si apuesto a la esperanza y finalmente nos vamos a la mierda, ¿quién me quita lo bailado?. ¿quién me quita lo que estuve esperanzado? A lo mejor si todos nos esperanzamos no nos vamos a la mierda. Es una ventaja la esperanza, el pesimismo es más caro.

 

9  La pelea, a veces, es terapia

 

La pelea, a veces, nos saca de esa sensación de todo igual, de hastío, de que todo se estaba dando vuelta. Se arma una gran pelea porque da sentido otra vez. Los jubilados que iban al Congreso tenían mucho mejor salud mental que los que se quedaban en su casa, porque iban a putear, iban a escupir, había creatividad, iba Norma Plá que le tiraba chorizos a la policía. Era insólito. Una vez  la vi, revoleó una ristra de chorizos cocinados, que son grasosos y le pegó en el uniforme a un cana, quedó más angustiado que si le hubieran pegado un balazo… ¡Lo habían manchado y además no podía sacar el arma! Porque debería sacar otro chorizo y “tirar” ¡Pobre cana…estaba desconcertado!.

 

10  El cacerolazo

 

Fue un broncadero en todo el país… fue psicodramático y totalmente energético. Una cosa además insólita, con cacerolas, y ahora la cacerola es un arma política temida por los corruptos, el ama de casa se incorporó a la revolución.

 

Antes los tanques o los metalúrgicos volteaban presidentes, ahora son las cacerolas… Para las siguientes etapas… ¿alcanzarán las cacerolas…?.

 

11  Mitos inversos

 

El mito norteamericano fundamental es el sheriff que defiende y está al servicio del sistema.  El prolijo héroe de las antiguas películas de cowboys defendía el banco del bandido que tenía aspecto de mejicano sucio y barbudo. Tampoco Superman hace nada por salvar del hambre a un niño negro del Missisipi, sólo salva bancos. Este mito continúa en las series policiales de la televisión donde el héroe es el policía que mata a pandilleros latinos.

 

Nuestro mito nacional es inverso, Martín Fierro, Juan Moreira, Mate Cocido, entre otros son agredidos por la justicia y se defienden de ella. El representante de la ley es el villano, como en el caso del Sargento Chirino que asesina por la espalda a Juan Moreira.

 

Viendo las series norteamericanas el chico del conurbano sólo se puede identificar con el morocho que pierde y no con el policía que es la “yuta” odiada. Por eso nuestros adolescentes marginales dicen “sigo hasta que me bajen”.

 

Esto nos hace reflexionar que los medios de comunicación transmiten la ideología de sus dueños norteamericanos para enseñarnos quiénes son los dueños de la violencia.

 

12  Del pescado a la cruz

 

La iglesia tiene una vieja receta para someter (que evita la violencia física que utiliza la policía). Lo hace ejerciendo el control interno, subjetivo, a través de la culpa y el temor a la muerte. Es un método más sutil y de mayor eficiencia que los golpes poli­ciales. Enseñan que “todos nosotros somos culpables”. Je­sús nos mira con sus ojos doloridos y reprochantes desde su martirio en la Cruz. Aunque en los Evangelios aparece Jesús como el inventor de la ética del amor, no del miedo y de la culpa. El primitivo sím­bolo de los cristianos en las comunidades fue el pescado que representaba el alimento divino. Cuando Roma hizo suyo el cristianismo cambió este símbolo por la cruz, utilizada en el Imperio Romano como instrumento de tortura. Con esa ética siempre estamos en falta, en eterna deuda, preparándonos psicológicamente para la eterna deuda externa.

 

El pasaje del pescado a la cruz, esta sustitución significa el desplazamiento en la historia del cristianismo de la estructura del deseo, del amor, de la comida divina y de la tarea de redimir, “pescar” a los hombres, a la estructura del miedo, pues la cruz representa el castigo terrible para los transgresores. Vemos como la Iglesia pasó de proponer el amor a amenazar con el dolor.

 

13  Culturas Uterocéntricas

 

He visto sociedades úterocéntricas en el Amazonas donde el primer ser humano creado es la mujer, que lo parió al hombre. Esto es mucho más estético y creíble que la explicación bíblica de sacar a la mujer de una costilla del hombre. Ni un chico de cinco años lo cree, es un mito estúpido, antiestético e increíble. Es mucho más razonable ver como primer ser humano a la mujer, como una vasija que desde su vientre genera al hombre y las cosas. Es la deidad americana: La Pachamama. Son cosmogonías uterocéntricas, no falocéntricas.  Como órgano, el falo es un chorizo con un agujero, sin embargo es notable la potencia que le atribuyen. El útero es más importante porque fabrica humanos. Esta vivencia de vínculo simbiótico tan intensa con el hijo deja libres a las mujeres para siempre de lo que se llama en filosofía la separatividad existencial. El hombre está condenado para siempre a la soledad por carecer de esta experiencia. Envidiar el pene teniendo útero es equivalente a tener un Mercedes Benz y envidiar un monopatín. Sin embargo la cultura consagra el monopatín.

 

Las psicólogas freudianas son falocentristas y es la ideología del enemigo, una vez lo dije y las psicólogas se enojaron mucho conmigo porque atacaba al profeta Freud.

 

14  Pobre Pichón Rivière, si resucitara… 

 

Él era paradójico, señalaba lo contradictorio, los absurdos, rompía los clichés, avisaba que “el emperador estaba desnudo”. Tener un maestro así es incómodo…entonces inventaron un Pichón razonable con clichés reaseguradores. Pichón era dramático, abordaba los temas de la existencia, la locura, el sexo, la muerte. Lo sustituyeron por un Pichón light, con temas de vínculos cotidianos, prolijos.

 

Enrique era informal, juguetón, trabajaba con lo imprevisto, era transgresor, se vinculaba desde un clima de intimidad desconcertante. Lo sustituyeron con un Pichón académico, pautado, ortodoxo, lo convirtieron en una estatua de bronce. Él estaba incluido en lo real, analizaba la calle, el aquí y ahora, las circunstancias concretas, eso fue reemplazado por un mundo de observación cerrado, dentro de las Escuelas de Psicología Social, una realidad que se vuelve sobre sí misma, donde se observan entre ellos. Pobre…pero por algo será que el verdadero Pichón está reprimido…estamos demasiado angustiados para conocer y analizar nuestra propia realidad, nos da espanto. Tal vez haya que perdonar esta domesticación de Enrique y comprender…

 

15  Los chicos de la calle

 

Son el arquetipo paradigmático del desaparecido, todos los que están en la calle son desaparecidos porque están en otro espacio y en otro tiempo. Los pibes dicen: “de morfar conseguimos ¿de dormir?, siempre hay algún lugar calentito debajo de un andén o en el subte, pero lo que más nos duele es que nos vean como basura, como bichos”. Tienen la amarga sensación de no existir como personas.

 

Duermen de día porque la noche es más peligrosa en la calle, son perseguidos por la policía, hay abusadores, violencia, etc.

 

¿Por qué están como en otro espacio-tiempo? Nosotros somos una historia que quiere continuar, somos un devenir, una historia que queremos seguir. Los pibes no pueden armar su historia por una razón muy sencilla: no tienen un artefacto en el cual se arme la historia, que aunque suene extraño es la cama. Ahí nos podemos meter para adentro. Tenemos una serie de experiencias durante el día que incorporamos a nuestra historia. Siempre cuando llegamos a casa bajamos el nivel de stress y antes de dormirnos, incorporamos subjetivamente todas esas experiencias nuevas que se insertan y se transforman en recuerdos. Nosotros acumulamos historia porque tenemos la casita y la cama; los chicos de la calle no sólo no tienen casa sino tampoco objetos de autoreferencia estable como ropa o juguetes. Como todo lo tienen que llevar encima tienen poquísimas cosas que les permiten la continuidad de su historia.

 

No tener adentro es una condición de la no-existencia. Siempre están afuera, en stress, en permanente alerta, no pueden meterse para adentro porque el que se mete para adentro en la calle “pierde”. Cuando duermen lo hacen con  un ojo abierto y otro cerrado. Cuando dicen: «Yo sigo hasta que me bajen porque total estoy jugado», quieren decir que no tienen nada por desear. Viven en el presente y no les importa morir porque no tienen un futuro a conquistar.

 

También producen un escándalo porque nuestra cultura coloca a los niños en el espacio de la idealización, es “la etapa feliz de la vida”. Los chicos de la calle son el espejo monstruoso de esta sociedad tan cruel y marginadora, constituyen una escena temida para toda la población amenazada por el desempleo.

 

La indigencia es el extremo de la pobreza: Ir a vivir a la calle, la pesadilla de todos que es terminar en la República Cartonera.

 

16  Niño cautivo

 

Hay un chico simétrico al chico de la calle que es el niño cautivo, es el que queda encerrado en los departamentos, no tiene manejo del afuera y queda atrapado por el “tío electrónico”, un psicópata que lo pervierte, el televisor. Lo mete en el consumo, la violencia y le cuenta una historia fea de lo que pasa afuera, entonces el chico queda preso ahí. Que un chico muy pequeño consuma una dosis alta de televisión es muy peligroso porque comienza a ser pasivizado y no vive sino a través de ese mundo virtual.

 

17  Cartoneros y piqueteros

 

Aparecieron como una erupción brusca en la escena política, dos personajes generados por la pobreza: El cartonero y el piquetero que muestran dos formas distintas de sobrevivencia económica y lucha social. Cuando entran en manifestaciones a la Capital Federal me da la impresión que están ensayando la invasión definitiva.

 

El cartonero nos da pena y a la vez nos asusta porque pensamos que ese puede ser nuestro futuro. El piquetero inspira respeto, molestia y fastidio al poder. Una reflexión que hago es que si no se arregla el asunto, todos los cartoneros podrían volverse piqueteros. Ya pasó en París en el año 1789 cuando los hambrientos tomaron la Bastilla. Imagino las últimas palabras de Luis XVI: “Se me fue la mano con el hambre…” pero ya era tarde porque la guillotina estaba bajando…   

 

Siglos de historia no modificaron el esquema del Fuerte Sancti Spiritu, la empalizada (convertida hoy en la avenida General Paz) y del lado de afuera los indios “en bolas y a los gritos” impacientes, con hambre y con ganas de entrar.

 

18  El dedo y la luna

 

En la Facultad de Arquitectura se tiende a enseñar y discutir acerca de sólo que reemplazan el espacio real y la casa de las gentes, esto lo se de muy cerca porque alguna vez fui arquitecto. En economía se pierde el objeto, la vaca, y se la sustituye por el precio de la vaca, el capitalismo globalizado convierte la producción en especulación financiera. En psicoterapia se enredan las palabras, analizan sólo lo que dijo el paciente y se le traspapela el paciente como persona. Pienso que el postmodernismo y la globalización confunden el dedo que señala la luna con la luna (viejo proverbio chino). Pero no lo hacen de tontos, sino de vivos porque para la explotación social, es necesario negar la vida.

 

19  El sistema de la impunidad  

 

Al policía se lo instruye de tal manera que se le favorece la agresión, el apaleado es un objeto, no se le puede pedir que no lo haga, fue instruido para hacerlo, debe cumplir la orden, es lo correcto para él. Se lo dice el sistema que es el que define la realidad y lo des-culpa. También está el tema de la obediencia debida. Le dicen: “Vaya y reviente a ese manifestante”, va y lo hace, cumple órdenes. Este sistema hace que quien da la orden, no golpea, quien golpea no lo decidió, es muy perverso, nadie se hace cargo. El policía dice: “Yo no lo decidí, me lo ordenaron” y el que lo ordenó dice “Yo no golpeé”. Ninguno siente la responsabilidad. Está disociado el decidir y el hacer, con lo cual se logra la impunidad.

 

20  Miradas perdidas

 

Yo me meto en el subterráneo a las siete de la tarde y somos cincuenta ovejas en un corral, apretados, que no confrontan. Yo tengo que confrontar para tener identidad. Ahí desaparece mi identidad porque soy un anónimo visto por otros anónimos. Me mira alguien que no me conoce y yo miro a alguien que no conozco y en ese intercambio de miradas perdidas, yo desaparezco.

 

21  El líder dictador

 

Cuando en una sociedad hay una situación caótica puede aparecer el líder dictador. Ese líder tiene inmediatamente la reparación de dos temas, el vínculo porque hay una identificación con él y ya no estamos solos, él nos guía y al ser dictador genera un orden, salimos del caos. No es muy conveniente el líder dictador pero a veces se consagra como una salida, ha ocurrido muchas veces en la historia.

 

22  Fue posible porque era imposible  

 

El atentado a las Torres Gemelas en Nueva York fue posible hacerlo porque era imposible concebirlo. El combatiente suicida no existe en el pensamiento occidental, hace falta mucha fe en Alá y tampoco antes se habían utilizado aviones comerciales como misiles. Todo era tan insólito, tan loco, tan im-pre-visto, que sencillamente no fue visto y lo que no es previsto no se puede impedir. 

 

Imagino a un psicótico en delirio mirando las Torres Gemelas y con un cúter en la mano amenazando con que las iba a destruir. Inmediatamente hubiera sido internado en el Manicomio de Brooklyn (donde trabajé). Pero el 12 de setiembre lo hubieran ido a buscar para que los asesore sobre seguridad aérea, sólo un loco podía saber eso.

 

23  Gracias, mamá  

 

Creo en Dios, mamá me dijo que Dios existe y mi mamá no me va a mentir. Así que ese problema lo tengo resuelto.

 

24  Pobre obelisco  

 

Considero que el obelisco no es un monumento al machismo porteño sino a la impotencia orgásmica porque un órgano que cumple su función no puede estar cincuenta años parado. Es la calentura, no la resolución orgásmica. Además hay que inventar un monumento a la vagina.

 

25  Hambre infantil 

 

La aventura de LAS OYITAS es nuestra tarea de campo actual. Salimos del hospicio e hicimos el Bancadero que atendió a treinta mil pacientes. Dejamos funcionando la Cooperanza en el Borda y nos fuimos a La Matanza en el conurbano bonaerense.

 

El hambre infantil es el extremo de la indignidad de este sistema genocida económico.

 

Nos fuimos con ollas de cincuenta litros a las villas (fondo del Sarmiento, Las Achiras y otros lugares en Villa Celina). Organizamos a las madres para la autogestión vecinal. Queremos hacer una red de Oyitas, ya tenemos cuatro en La Matanza y otras en Mar del Plata, Neuquén y La Plata. La experiencia demuestra que nuestra clase más castigada puede organizarse solidaria y autogestivamente para resolver la crisis. El Bancapibes y Las Oyitas se iniciaron hace dos años por la propuesta y el apoyo de mi amigo Felipe Solá.

 

Somos bomberos de la angustia y en Las Oyitas tuvimos que ser bomberos del hambre.

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