De pronto la Ciudad del Don Pirulero dejó de ser tal; los vecinos de la esquina de Scalabrini Ortiz y Santa Fe conocieron que hay algo más importante que la acumulación, que el sálvese quien pueda (o como pueda); que las personas no somos descartables y que “Juntos es Posible” como dijeran los chicos del Colegio Ecos en sus viajes solidarios a una escuela de frontera en la provincia de Santa Fe y con los necesitados de la escuelita construían un mundo mejor que es el de todos y para todos.
La esquina de Scalabrini Ortiz y Santa Fe pasó algo igual; fueron los vecinos y no los que viven de campaña electoral una tras otra, mintiendo, besando chicos en el barro, saludando abuelos quienes demostraron que la solidaridad no es un invento. La solidaridad es un descubrimiento.
«Tengo el dolor de informarles que nuestro querido vecino, Alejandro Adrián Ferreiro, falleció el día de hoy. Con él, se va una figura de amor, cariño y un ejemplo de solidaridad». De esta manera, a través de un grupo de Facebook creado por los vecinos, se informaba de la triste noticia.
Falleció Pechito el vecino por excelencia que se había sabido ganar el cariño y el respeto de todos y que desde hace doce años habitaba la esquina junto a sus perritos, en un colchón, un televisor con cable y con muchas ganas de vivir.
Todas las mañanas al despertarse les hacía los mandados a los vecinos, iba y venía y a la noche, otra vez con sus perritos dando y entregando amor, demostrando que un mundo distinto es posible, aunque para los oligopolios informativos esta es una noticia de segundo orden. Casi sin importancia.
“Me vine acá cuando la droga me dejó en la calle. Desde 1998 que no consumí más. Ahora me dedico a hacer mandados a algunos comercios», comentaba. Nacido en San Miguel, «Pechito» se bañaba en la fuente del Monumento de los Españoles. Antes de ocuparse de su comida, alimentaba a sus perros, «Alberto Cortés» y «Nino Bravo». «Si sigo en la calle es porque en ningún lugar los aceptan. Me ofrecieron ir a los paradores, pero a ellos no los puedo dejar», contaba.
El 8 de septiembre fue un día distinto y hasta los que desinforman como un modo de informar, debieron dar un espacio a Alejandro Adrián Ferreiro quien entregó su vida por sus perritos y por los vecinos que lo cuidaban demostrando su compromiso con una vida distinta que es aquella que no está manchada con sangre en las Instituciones crediticias.
Seguramente ahora no faltará quien –ya lo hicieron algunos- que moviendo la lengua intentarán llevarse algún voto.
Lo que no podrán es ser Pechito porque para serlo es necesario ser personas.