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El mes de septiembre, digamos mejor los meses de septiembre, fueron trágicos para las Naciones latinoamericanas. Fueron el presagio de hechos que provocarían una huella imborrable en el quehacer cotidiano de los pueblos.
Argentina y Chile, entre otros, no fueron la excepción.
En distintos años e incluso nos inclinamos en decir en distintas épocas, dos gobiernos con un signo progresista y hasta revolucionario en muchos de sus aspectos eran derrocados.
Muchas coincidencias, seguramente casuales o no tanto se dieron, en este mes. En Argentina y en Chile.
Al cumplirse el aniversario de la caída del Dr. Salvador Allende, exministro de Cultura porteño expresó:
“Para toda una generación ese golpe fue de un dramatismo inconmensurable, porque presagiaba lo que iba a ocurrir en América Latina; golpes en Uruguay, en Bolivia, en Argentina. Conmemorar el golpe implica también un recuerdo personal. Al conocerse la noticia, el rector del Nacional Buenos Aires cerró el establecimiento y los 1.600 alumnos marchamos hacia la Embajada de Chile para repudiar el levantamiento. Ese hecho trágico significó también que un hombre bueno era expulsado del Gobierno con el costo dramático de la pérdida de su vida por quienes un día antes le habían jurado lealtad. Ese 11 de septiembre implicó, además, que una buena parte de los jóvenes comenzara a pensar que una vía democrática no podía tener un final feliz con cambio sociales. Nosotros tenemos el deber, la obligación de contar este relato pensando en un escenario: el futuro. Todos nuestros desvelos son para ese futuro” , según gacetilla de prensa enviada a nuestra redacción con motivo del homenaje que se le hiciera al ex Presidente chileno cuando las bombas eran arrojadas desapresensivamente en el Palacio de La Moneda y por lo que hoy recobra mayor fuerza la idea del asesinato de Salvador Allende.
Años antes había ocurrido algo parecido en nuestro país cuando las bombas fueran arrojadas sobre Plaza de Mayo. También en Septiembre, pero en 1955 y no en 1973 como en Chile.
El homenaje a la figura del Presidente chileno se realizó en la Legislatura porteña donde concurrió mucho público que no quiso dejar de participar y también contó con la presencia de Leonor Manso y Luis Brandoni, quienes dijeron algunas palabras alusivas.
“Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición escuchándose un audio de sus últimas palabras que había dicho Allende al final de su último mensaje a la nación durante esas horas trágicas, poco antes de morir.
Cerrando el homenaje se escuchó la canción “Yo pisaré las calles nuevamente”, de y por Pablo Milanés.
Sin lugar a duda un justo homenaje a quien es una guia espiritual, un ejemplo para América Latina.
