Que el sainete es un género literario cultivado por hombres de letra como Alberto Vaccarezza y que el lunfardo fue el lenguaje de aquellos intrépidos pero valiosos personajes entre las últimas décadas del Siglo XIX y las primeras del Siglo XX o el cocoliche, un idioma que mezcla el natal con el porteño e incluso el rosagasino el que hablan vastos sectores de Rosario, Santa Fe, Argentina, todo esto es de público conocimiento.
Pero con Fidel Pintos nace otra forma de expresarse que es la sanata y como bien se dice en El Argentino, “(…) el ser humano viene sanateando desde los balbuceos de Adán para explicarle a Dios el caso de la desaparición de la manzana. Se sanatea aquí y en todo el mundo”. Y decimos “nace” porque la palabra “sanata” la expresa Fidel por primera vez en aquellos años de los programas cómicos que hicieron historia en la televisión argentina.
Tanto es así que la sanata es un tema que ha trascendido las fronteras de nuestro país: “En España le dicen «camama», y también «camelo», término que también usamos nosotros. Pero hay una diferencia: el camelero suele ser un manipulador que busca aprovecharse de los demás urdiendo una mentira (…): «En la Argentina se da por hecho que el chantapufi (o chanta, como suele denominárselo en forma abreviada) que habla o escribe sanatas, da clase, cura enfermos, hace críticas de arte o dirige empresas y ministerios no es un simple timador, sino, por el contrario, un tipo serio”
Y Fidel Pintos uno de los grandes cómicos integrantes de aquellos célebres actores que hicieron las delicias de televidentes y radioescuchas, tuvo la “osadía” de ponerle título a quienes se valen del entrenamiento de la sin hueso para valerse de todo aquello que le puede interesar.
Fidel Pintos un personaje entrañable que perdurará en el recuerdo de tantos que hemos disfrutado de sus apariciones en los medios nació en el 28 de agosto de 1905 en un hogar de clase media del Bajo Belgrano en el que hacía falta que los chicos trabajaran pronto. Entonces, aunque quería ser artista, a los 14 años se empleó como cadete en el Banco Holandés. Después, como sus dos hermanos mayores trabajaban en el Correo, consiguió un puesto allí. Lo perdió en 1933, con la ayuda del proceso de racionalización del gobierno del general Justo. Entonces, a la edad relativamente tardía de 28 años, comenzó a despuntar el vicio del niño al que le gustaba lucirse en actos escolares. Tenía tres cosas a favor (era inteligente, le gustaba la música e improvisaba con osadía) y dos en contra (mala memoria para recordar los textos y bastante timidez, quién lo diría) “Animó festivales y compuso tangos y valses, entre ellos «Náufrago», grabado por Mercedes Simone, «Te vi partir» (por Del Carril) y «Andate» (por el joven Horacio Guarany). Cuenta el investigador Pablo Martín Cerone que una noche de 1938, cuando animaba un baile, faltó el recitador que estaba programado, y que Fidel tapó el bache «hablando de malvones, de glicinas, ladrillos, tango y muchas cosas que nadie entendió, pero que causaron mucha gracia». Pronto se difundió esa habilidad, y fue en una fiesta de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) donde lo contrataron específicamente para hacer reír a la gente hablando sin parar y sin decir nada”, expresa el portal Tiempo Argentino haciendo unas brevísimas pero importantes líneas sobre su biografía, agregando (que) “Fidel tenía un detalle: la nariz. Una nariz inmensa, que era como una advertencia: «Imposible tomar demasiado en serio al portador de esta nariz». Él la usaba a conciencia, como herramienta de trabajo. Para una entrevista, inventó la siguiente anécdota: cuando mostraba el pasaporte para viajar, los agentes de aduana no lo reconocían en la foto y le decían que ése no era él. «Miren en la otra página, que la nariz sigue a la vuelta», les contestaba. También contaba que el mejor chiste sobre su nariz se lo había hecho Discépolo: «Che, ¿no me alquilás un agujero para vivir ahí?»
Esta anécdota cuenta de cuerpo entero al cómico recordado ahora dejando como mensaje que todo aquello que disponemos, incluso un naso kilométrico, puede sernos útil en ocasiones como la narrada más arriba: todo depende de la persona quien guarde en su geografía humana algún detalle que llame la atención.
Fidel Pintos fue eso y quizás una marca registrada que como Olmedo alquiló un rinconcito de nuestros corazones para quedarse a vivir eternamente. Fidel significa eso y es como El Chavo, Cantinflas, Los Tres Chiflados, Los Hermanos Marx, alguien que nació para no irse jamás y sin lugar a duda, con toda justicia…