Sin duda qué hacer con los residuos domiciliarios es un tema de gran importancia dentro del concierto otras temáticas nacionales, provinciales y municipales: lo demuestra que desde tiempos anteriores al intendente de facto Osvaldo Cacciatore, ya significa un problema urgente a resolver.
El Brigadier creyó conveniente instalar aquellos incinidadores domiciliarios creyendo que era la medida exacta para culminar con este problema. Los tiempos demostraron que resultaba peor el remedio que la enfermedad dado que se despedía gases tóxicos de cada una de los domicilios que utilizan este sistema.
Se inventó entonces los pésimos rellenos sanitarios, una medida reaccionaria y retrógrada de muy difícil igualación. Esto sucedió también bajo el gobierno de facto de Cacciatore.
¿Por qué afirmamos esto?
En principio porque obliga a municipios del Gran Buenos Aires a recibir la basura que genera otros distritos; segundo, porque invaden las capas donde están instalados los rellenos sanitarios ocasionando serios problemas de salud; tercero, porque si no se reduce la cantidad de deshechos domiciliarios prontamente se deberá solicitar a otras provincias que autoricen la instalación de estos rellenos “sanitarios” (¿sanitarios? ¿Para quién o quienes?)
La medida ideal sería que cada municipio, el porteño inclusive, se haga cargo de la basura que produce y la pregunta resultante es: ¿Se podrá llegar a esto? Nosotros francamente no lo afirmamos ni lo negamos. Es más: ignoramos que pueda ser posible llegar a este ideal.
Durante la gestión del Dr. Aníbal Ibarra como Jefe de Gobierno y posiblemente desde que ocupara ese cargo el Dr. Fernando dela Rúa, se empezó a pensar en los actuales contenedores que si bien tienen un aspecto muy positivo porque evitan las famosas y pésimas bolsitas en las calles, tienen el aspecto negativo que mezclan materiales reciclables con la basura inorgánica, líquidos y demás.
Al surgir los Recuperadores Urbanos (actividad totalmente imprescindible en una ciudad porque de no existir colapsaría ésta tapada de desperdicios), se inició el proceso de separación de los materiales pasibles de reutilización, reducción y reciclamiento (las conocidas 3 R) y se avanzó un poco más cuando los Recuperadores urbanos convinieron con los encargados de los edificios la entrega de las bolsas que producían los departamentos.
Llegó la ley de la basura cero y, también lo ignoramos pensamos que será muy difícil cumplimentarla.
Hubieron otros avances en el tema de la resolución como fomentar en el asociacionismo de los Recuperadores en cooperativas trayendo la posibilidad que pueda resultar gran parte de la solución ya que éstas retiran las bolsas de residuos y en galpones facilitados por las autoridades municipales van separando el material reciclable del que no lo es.
Diego Santilli, Ministro de Espacio Público y Medio Ambiente porteño, al efecto expresó: (que) “en dos meses y medio vamos a inaugurar la única y primera planta de la República Argentina de tratamiento de residuos” con capacidad para reciclar “mil toneladas diarias”, medida que esperamos pueda resultar de gran ayuda aunque a priori pensamos que es una parte importante de la solución que debe darla la educación del ciudadano para separar la basura que él mismo produce en bolsas diferenciadas que separen lo orgánico de lo inorgánico.
¿Lo hará? ¿Tendrá el vecino el interés en hacerlo? ¿Tiene una educación adecuada para tal cometido?
Al respecto y en forma muy arriesgada en la afirmación que puede errar el concepto totalmente, pensamos que desde las escuelas habría que imponer una materia en la cuadrícula del Ministerio que eleve la toma de conciencia en los niños para separar los residuos.
Aunque y en esto sí debemos ser conscientes y a modo de conclusión, no cabe duda que la basura es un tema sin desperdicio… La realidad cotidiana lo demuestra.
Imágen gentileza de www.santanaturaleza.blogspot.com