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LA CHACARITA DE LOS COLEGIALES, AÑOS SETENTA Parte Iº

El arquitecto Jorge Boullosa, historiador de nuestro barrio y seguramente continuador de la obra del Profesor Diego del Pino en cuanto a saberes de nuestro pasado remoto y no tan remoto, en su texto «El bajo Colegiales y sus alrededores» e incluso en la nota escrita por Jorge Iglesias el 6 de octubre de 2002 y publicada en el matutino La Nación, nos abren un panorama distinto de nuestros barrios.

Pero la historia es mucho más incluso de aquello que nos hablan los libros y de lo que se transmite de boca en boca de una generación a otra, de un vecino a otro. Tiene que ver con múltiples facetas que a veces llega a la prensa y en otras no pero que queda en el subconsciente colectivo en medida tal que aún hoy se sigue hablando de la villa de Colegiales (han pasado décadas de su creación y de erradicación), del emblema barrial en el sector como lo fue el club Fénix, el Mercado de concentración Dorrego, etc.

Una de esas facetas que suma al pasado industrial es la calle Warnes en particular desde el cruce de la barrera de la Estación Chacarita del ferrocarril ex línea San Martín, ya en el barrio de La Paternal.

Bodegones y no de menor tamaño, industrias ligadas a mármoles y bronces que abastecían los cementerios tanto sea del Oeste, el Británico o el Alemán, hospitales como el Tornú e incluso reconocidos talleres de artes gráficas agregaban su cuota parte a ese pasado industrial que sabiamente nos convoca al recuerdo tanto Jorge Boullosa y Jorge Iglesias.

Como dato anecdótico y que alguna vez profundizaremos, a La Paternal se lo conocía como el barrio rojo por el activismo gremial.

Retornando la mirada hacia Chacarita y Colegiales no menos importante es señalar ya en el límite entre este último y Belgrano, empresas de las fuerzas de seguridad sobre la avenida Cabildo como Fabricaciones Militares e incluso, de empresas ligadas a las comunicaciones como Entel y en la que también en épocas que FOETRA era conducida por la lista Marrón de Guillán conocida por su militancia gremial insobornable.

Haciendo un vuelo imaginario de la Chacarita de los Colegiales de los años ’70 el sector era muy distinto a lo que se nos presenta a la vista de nuestro atribulado Siglo Veintiuno con sus cambios climáticos y sus pormenores de la civilización de hoy.

Incluso, también sirva como dato histórico, el arroyo Maldonado no presentaba los problemas e incluso, proveía de humedad a una zona caracterizada por los quintales entre los cuales se destacaron la de Comastri y Bollini, pioneros de nuestra zona y alrededores.

El puente Dr. Pedro Bustos, en Jorge Newbery y Crámer, ni siquiera figuraba en la más  fantasiosa imaginación y en donde hoy encontramos el CEAMSE, la UCA, los edificios de distintos gremios, la Plaza Mafalda, los canales de televisión, entre muchas otras particularidades.

En todo ese sector amplísimo por cierto estaba la villa de Colegiales que se integró al barrio y que los vecinos integraron a sus ocupantes. En otras palabras, la villa de Colegiales era también el barrio y no menos importante por aquellos años.

Hacia mediados de los años setenta muchas cosas iban a cambiar y en el plazo de una alguna década, más precisamente entre 1976 y el 2000, erradicado el asentamiento, dejado a la buena de Dios el club Fénix, el desmantelamiento del mercado Dorrego y como acertadamente dice Jorge Iglesias, el afán aperturista de la economía, el cambio de mentalidad desde aquella gesta popular de mediados del Siglo XX por el quiebre de una mentalidad industrial, también produjo importantes cambios en la Chacarita de los Colegiales de los años setenta hasta aquí.

No es demasiado lo que se conoce de aquellos tiempos y no es cuestión de nostalgias y mucho menos de decir, que todo pasado fue mejor. Pero lo que sí estimamos necesario es abrir la memoria de una época con sus particularidades, con sus importancias, sus hechos negativos y positivos, sus quehaceres.

Los barrios porteños no se agotan hace doscientos años o algo menos. También son los vecinos, su participación, su compromiso como el asumido por los Anconetani, los Jorge Pinasco entre tantas otras celebridades de la zona.

La Chacarita de los Colegiales que hoy presenta un cambio de época, antes fue distinta -ni mejor ni peor- sí distinta, con sus propias particularidades, sus distintos grados de compromisos o quehaceres.

Fue un amplio sector integrado a Palermo, a Belgrano, a Paternal en los cuales se destacaban además los hermanos Del Cuadro y la Asociación de Fomento Manuel Belgrano creadora junto a la Municipalidad de la escuela ubicada en Virrey Loreto entre Freire y Zapiola, los Alberto Salvatori, los Mario Maini.

Fue, para concluir con esta primera aproximación a la historia en los años setenta -de la que muy poco se escribe, insistimos- años de militancia (no rentada), también de un profundo activismo gremial que también poco y nada se dice.

Fueron aquellos años que iniciamos ahora su evocación tiempos distintos donde el vecino de carne y hueso se hizo presente ya sea desde lo político-ideológico, como desde lo vecinal, desde lo social y desde la multiplicidad de factores de un ovillo que resulta necesario conocer.

 

 

 

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