Días atrás un tremendo accidente en el porteñísimo barrio de Flores trajo a la palestra una incesantemente repetición de hechos, circunstancias y declaraciones. Lo de siempre desde los grandes medios de desinformación. Lamentable por cierto.
Ellos “grandes medios” con sus periodistas pagos y no como correspondiere, peleándose hasta para hacer hablar a un muerto.
Mucha sangre, mucho vacío de los multimedios que concentran la información y del otro lado, como queriendo demostrar algo que no es, los periodistas progresa en su afán declamativo dicen ser otra cosa pero no lo son.
Estos últimos vencedores de la nueva Ley de Medios que se la prepararon para ellos pero con el hábil discurso que es para todos, se reservan el aire en cuantos medios se inventan.
Así las cosas, nos fue imposible encontrar aunque sea una línea misérrima que no amarillentara el periodismo. De un lado y del otro, valga la aclaración.
Y pasó lo de siempre, lo mismo de siempre. Y cierto profesionales que hoy se han cruzado de vereda –porque los hay que no quepa duda alguna- ni siquiera intentaron ver la otra cara de un accidente fatal.
Y también fueron ciertos aquellos gestos de solidaridad, de ayuda al semejante, de estar junto al otro que es estar con uno mismo.
Pasó en Cromañón, cuando los pibes entraban y salían del antro aquel para socorrer a sus amigos, a sus familiares o simplemente a quien tenían al lado, mientras alguno/s solo procuraban ver cuales la mejor forma de zafar.
Pasó como con los chicos del Colegio Ecos que fueron dando lo mejor PORQUE JUNTOS ES POSIBLE, ellos decían.
Y también pasó en la tragedia de los trenes.
Pero mientras de un lado y del otro, algunos periodistas progres de un progresismo banal y del otro lado, los imbéciles que ningún pergamino pueden demostrar para dar fe por el lugar que ocupan en los medios de desinformación, ellos, los que no apuestan a la imbecilidad como medio para ganarse la vida, demostraban que la solidaridad es posible.
Fueron ellos, los que conjugan el don divino del amor cristiano (más allá de la religión que practiquen), los que sacaban cuerpos lastimados o ayudaban a aquellos qie requerían ayuda.
Y pasó también conla AMIAcuando la voladura y va suceder alguna vez más, seguramente.
Lo triste, lo manejable es que el periodismo de la miseria o la miseria del periodismo es lo que menos les importa dar a conocer…