Siglo XIX- De los peinetones de Bacle a la caricatura política
La serie humorística de litografías sobre damas porteñas ataviadas con exagerados peinetones que César Hipólito Bacle realizó en 1834, nos transporta a uno de los primeros momentos en que los porteños se rieron de ellos mismos a través de las imágenes. No es casual que estas primeras caricaturas de costumbres que aparecieron en el Río deLa Platahicieran referencia a las particularidades de la moda de aquel momento. Entre 1830 y 1837 aproximadamente, se desató en tierras porteñas un furor por el uso de peinetones mucho más grandes que los modelos de peinetas españolas introducidos años antes. La serie de Bacle se denominó “Extravagancias de1834”y formaba parte de un álbum llamado Trages y costumbres dela Ciudadde Buenos Ayres publicado entre 1834 y 1835. Esta es la única serie en clave cómica del álbum y en ella se despliegan no sólo las particularidades pintorescas del tamaño del peinetón sino que se pone el acento en los peligros que el accesorio entrañaba, al punto que una disposición policial regulaba la circulación por las veredas y otorgaba el paso por la derecha a las damas que usaban peinetón. Además de los datos pintorescos, lo que las imágenes de Bacle ponían en evidencia era la conquista de un espacio físico y simbólico por parte de las mujeres al tiempo que mostraban los peligros a los que se exponía el sexo masculino con este avance.
La segunda parte del siglo XIX se caracterizó por los importantes debates políticos relacionados con el ingreso del país a la modernidad y el establecimiento de un modelo de nación. La prensa periódica fue uno de los principales escenarios de debate y discusión y junto con los textos y los discursos escritos, se desarrolló ampliamente el campo de la caricatura política. El rol que la caricatura jugaba en estas publicaciones estuvo relacionado con la ampliación de los debates a un público más vasto. Por este medio, las discusiones políticas trascendían el espacio intra-elites al tiempo que, la caricatura, con su propio lenguaje expresivo dirigía las simpatías y muchas veces definía las acciones de un grupo mucho más grande de la ciudadanía. Además la caricatura se transformaba en el espacio de opinión, burla, satirización y agresión que otros discursos muchas veces no lograban concretar.
No sólo Buenos Aires concentraba un importante número de publicaciones satíricas e irónicas. También surgieron muchas en el interior del país que se hacían eco de las porteñas y satirizaban a personajes de la política nacional y local. En la ciudad de Rosario una de las más importantes fue el semanario dominicalLa Cabrioneraque definió a la sátira política y a la burla como su principal línea editorial. Como muchas de estas publicaciones,La Cabrioneravio interrumpida su circulación varias veces y tuvo tres períodos de vida entre 1871 y 1890.
Las décadas del setenta y del ochenta del siglo XIX fueron especialmente prolíficas en este tipo de ediciones pues acompañaban el fragor de la gran actividad política contemporánea. Muchos semanarios adherían claramente a las ideas políticas de ciertos actores, como en el caso deLa Presidencia, semanario político y literario que simpatizaba con la gestión de gobierno de Bartolomé Mitre. EnLa Presidenciadibujaba Enrique Stein, un francés llegado al país en 1866, quien firmaba sus trabajos como “Carlos Monet”. En 1868, Stein comenzó a trabajar en El Mosquito (1863-1893), que en un principio adhería a la política de Adolfo Alsina, contraria a Mitre, de modo tal que Stein, mediante el uso de seudónimo, se desempeñó por un momento en publicaciones enfrentadas políticamente. Stein llegó a dirigir El Mosquito desde 1872 y terminó adquiriéndolo años más tarde.
Eduardo Sojo, periodista y dibujante madrileño llegado al país en 1881, fundó Don Quijote en 1884. Su obra es una de las que más demuestra el impacto del humor gráfico en la política: el presidente Juárez Celman le prohibió dibujar su caricatura. Ante esto, Sojo decidió comenzar a representarlo como “burrito cordobés”. Desde las páginas de Don Quijote se apoyó decididamente ala Revolucióndel Parque de 1890 cuyo resultado fue la caída de Juárez Celman. Sojo y sus caricaturas fueron vistos por sus contemporáneos como fundamentales para este proceso.
José María Cao, también español, llegó a Buenos Aires en 1886 y fue uno de los principales dibujantes de Caras y Caretas. Desde las páginas de esta publicación se encargó de realizar un estudio sumamente detallado no sólo de los políticos sino también de todas las personalidades de la cultura porteña de fines del siglo XIX y principios del XX. Sin descuidar la sátira y la ironía, su lenguaje y su retórica visual dan cuenta de las grandes capacidades técnicas que poseía para reproducir las logradas síntesis físicas y psicológicas de los personajes que retrató.