Para quienes tenemos memoria o que no estamos infectados por defender posicionamientos de índole partidocrático, debemos con toda claridad observar un antes y un después de aquello que fue la zona que ocupa “El Dorrego”. Pero no queremos hacer un análisis sectorial porque los barrios y la ciudad por extensión, no son la sumatoria de sectores aislados.
Desde hace cuarenta años el sector conocido no hace mucho como “Nuevo Colegiales” resultó ser el más olvidado y el menos tenido en cuenta para realizar las mejoras urbanas e incluso sin que por eso haya sido algo premeditado, el levantamiento del Mercado Dorrego hundió aún más en el olvido al quedar una zona totalmente a la buena de Dios.
Si a este le sumáramos la erradicación de la villa de Colegiales entre Álvarez Thomas y Crámer por Jorge Newbery/Benajmín Matienzo hacia Dorrego, resulta muy de fácil conclusión lo afirmado más arriba. Erradicación luego de alguna “experiencia revolucionaria” de algunos dirigentes no menos revolucionarios que mandaron a su propia tropa a una misión imposible referida al enfrentamiento con los antiguos molinos Minetti, una empresa acopiadora de granos que funcionaba donde hoy están los lofts de Dorrego y que muy probablemente motivó al gobierno de facto de entonces para erradicar la villa de Colegiales de esos tiempos.
Algo parecido sucedió con el Mercado de Pulgas dejado a la buena de Dios donde lo sobresaliente era la inseguridad de sus instalaciones, la humedad y cuando no, la inundación ante una lluvia copiosa.
Desde hace unos años el Gobierno de la Ciudad realiza una actividad titulada como “masticar” en una zona que fue re-urbanizada mediante la llegada de medios de comunicación masivos, productoras de televisión, remodelación de las instalaciones como el mismo mercado de Pulgas –antedicho-, los galpones sin un destino claro y seguramente sin utilidad pública donde ahora funciona “El Dorrego”.
Esta actividad como el Masticar interrumpe la zona por un espacio de 72 horas y después todo vuelve a la normalidad de siempre.
Aquellos que antes no se interesaron por el mejoramiento urbano de la zona. Ahora no pueden salir a capa y espada en defensa de una zona a la que antes dejaron en el olvido.
En una próxima nota volveremos sobre esta experiencia ya centrándonos en la actividad propia de Masticar.
Sólo quisimos en esta mostrar un antes y un después de la zona y hacerlo en forma objetiva, más allá de intereses partidocráticos.