Ramón Gómez Cornet, el «Precursor de la Pintura Moderna en Argentina», es considerado uno de los grandes maestros del arte argentino. Nació en la provincia argentina de Santiago del Estero el 1ro. de marzo de 1898 y falleció en la Ciudad de Buenos Aires el 9 de abril de 1964.1 Los críticos lo llamaron en diversas oportunidades “el pintor de la tierra” señalando con ello su honda identificación con las raíces esenciales del carácter argentino y latinoamericano.
Su obra evidencia un equilibrio entre lo abstracto y lo figurativo, haciendo de éste un artista moderno y clásico a la vez: retratos de niños del norte argentino de miradas profundas, íntimas y expresivas, magníficas magnolias, flores y bellísimos paisajes de finos y sobrios colores son el sello de su producción artística.
Nacido en el seno de una importante y prestigiosa familia, Ramón Gómez Cornet era hijo del Dr. Ramón Gómez, quien fuera Ministro del Interior de Hipólito Yrigoyen y Senador Nacional, y de Doña Rosario Cornet Palacio. Perteneció a una generación que renovó el arte argentino a fines del primer cuarto del siglo XX. Su nombre queda en la historia de la pintura argentina como uno de los artistas más finamente dotados y de mayor dignidad estética, técnica y espiritual.
Es probable que las generaciones futuras puedan establecer que Ramón Gómez Cornet fue el más auténtico de los artistas argentinos por su constancia en expresar las cosas y los seres de su tierra, consustanciado, por el arte, a la profunda belleza de la humildad natural que los caracteriza.
Entre sus principales obras se encuentran La Alfarera, La Urpila, Santiagueños, Retrato de Rosario, Xiomara, Muñeco, Retrato de Niña, Desnudo, Adelina y Autorretrato.
Formación
Realizó sus primeros estudios en la Escuela Normal de su provincia, para continuarlos en el Colegio Marista de Luján pasando más tarde al Colegio Charles Magne.
Ya de muy joven dejó ver sus dotes artísticas: con apenas veinte años dibujó magistralmente los retratos sus abuelos maternos, el Dr. Manuel Cornet Díaz – diputado por el Congreso de la Nación de 1882- y su esposa Doña Rosario Palacio Achával, que se encuentran hoy en el Museo Histórico de Santiago del Estero. Inició sus estudios en la Academia Provincial de Bellas Artes de Córdoba, y luego viajó por los principales centros artísticos de Europa, donde residió durante varios años, y por África, haciendo acopio de vivencias que, al tiempo que afinaba su técnica plástica, enriquecían su conocimiento humano.
Se perfeccionó en el taller Libre Arts de Barcelona, donde en 1917 realizó su primera muestra con óptimas críticas, y en la Academia Ranson de París. Luego de estudiar en la Ciudad Luz y en Barcelona, conocer profundamente las obras y técnicas de grandes maestros primitivos y renacentistas y ponerse en contacto con los movimientos de vanguardia, en 1921 regresa a su país y expone en la desaparecida Galería Chandler de Buenos Aires los primeros cuadros con influencias cubistas y fauvistas que se conocieron en Argentina, tocándole así el papel de precursor de las nuevas corrientes que otros pintores seguirían algunos años después.2
La Urpila, Ramón Gómez Cornet, MNBA
No obstante ese pasaje de su pintura anticipadora, Gómez Cornet regresa a su provincia natal –Santiago del Estero- donde, interpelado por la realidad de su tierra, parda, humilde y reseca, la abraza como tema casi exclusivo de su obra.
Como expresara el mismo pintor: “Una breve incursión sobre los ‘ismos’ me tentó cuando joven. La pasión, el fervor de la edad, la necesidad de nuevas inquietudes, me llevaron a viajar a Europa. Todo ello iba colmando mi avidez de conocimientos. Estuve en España, Italia, Francia, los Países Bajos. Me detuve a estudiar los pintores clásicos, y asistí a las fragosas batallas de la pintura nueva. Era lógico que un hombre joven no permaneciese indiferente a la lucha entablada para una nueva expresión”… “Pero las circunstancias me llevaron más tarde, al interior del país, a mi provincial natal, Santiago del Estero, y a las demás del norte, por supuesto. Allí se operó en mí una crisis de superación. Me hallé con un problema nuevo: el hombre y el paisaje nuestro.”
Así se refería al pintor Córdova Iturburu, uno de los decanos de la crítica de arte de Argentina: “Gómez Cornet fue humano hasta límites extremos. En ello fincan la nobleza y el lirismo de su pintura. Sintió como pocos la pureza de los niños, que su propia pureza captaba hasta en sus zonas más misteriosas. Se adentró en la melancolía de los desheredados de su tierra que compartió con una generosidad conmovedora. Y penetró en la magia extraña del paisaje argentino -la belleza de su desolada provincia- con una claridad de una ternura auténtica. Dibujante cuyo trazo simple y seguro evocaba por su eficacia la maestría de los creadores de los grandes siglos, pintor dueño de una paleta sobria en la que los contrastes exquisitos suscitan cadencias de perfecto ajuste, pasó por la vida calladamente, sin que ni los embates de la suerte hicieran flaquear su fe espléndida ni la consagración de los triunfos lo apartara de la línea que seguía desde su primera juventud.”
Santiagueños, Ramón Gómez Cornet, MNBA
Ramón Gómez Cornet se desempeñó también como diplomático y como docente en universidades nacionales -entre ellas la Universidad Nacional de Tucumán convocado por Lino Enea Spilimbergo y cuyo «Instituto Superior de Artes de Tucumán» integraban artistas de primerísimo nivel- y en su atelier particular, sin abandonar en ningún momento su auténtica vocación. Además de ser pintor, por sus venas corría sangre de escritor.
Durante su vida realizó alrededor de 1500 obras entre óleos, acuarelas, pasteles, dibujos y grabados. 50 de ellas se encuentran en museos nacionales, provinciales y extranjeros.
Ramón Gómez Cornet contrajo matrimonio con Doña Argentina Rotondo, con quien tuvo dos hijas, Rosario y Adelina. Falleció en la Ciudad de Buenos Aires el 9 de abril de 1964 a los 66 años de edad.
Gómez Cornet continuó trabajando y cada una de sus muestras fue una prueba de amor y de sabiduría. Contados artistas argentinos han interpretado como él la calidad de los tipos autóctonos de su país (sin caer por ello en la folklórica trampa); contados artistas argentinos han conseguido crear, como este hombre sensible, atmósferas