Recientemente en CABA una vez más y desde hace años se desarrolló el campeonato mundial de una de las expresiones más naturales y genuinas que argentinos y uruguayos ofrecen a la comunidad internacional.
El tango que al decir de Discépolo es el pensamiento triste que se puede bailar fue la fusión de aquellos primeros inmigrantes traídos como esclavos por los tratantes de personas quienes hacían realizaban grandes negocios desde la vieja Europa que cazaban negros en África de las manera más salvaje e impiadosa condenándolos a cruzar los océanos en completo hacinamiento en las bodegas de las barcazas.
¡No se podían imaginar estos traficantes el aporte caboverdiano, entre otros, a la cultura tanto sea en sudamérica como en USA donde en las plantaciones los esclavos dieron a luz la belleza del jazz! Aquí en este rincón, nuestros hermanos africanos darían a luz sus aportes culturales de indudable jerarquía que se fusionaría con la cultura de nuestros pueblos originarios, todos con una filosofía que se originaba en desde la naturaleza en relación directa ya no con las especulaciones del mercado siempre ávido de hacer negocios a la costa que sea sino mediante la relación con el Padre Sol, la Madre Tierra y la Hermana Naturaleza.
De la fusión de las vivencias de los sectores populares de nuestros continentes en contraposición la cultura “de los otros”, nace el tango la cultura de “de nosotros” y que el portal Wikipedia citando a uno de los más autorizados estudiosos de la expresión edita lo siguiente:
El historiador Ricardo Rodríguez Molas investigó los lenguajes de los esclavos llevados a la Argentina. La mayoría provenía de etnias de Congo, el golfo de Guinea y el sur de Sudán.[10] Para ellos, tangó significaba ‘espacio cerrado’, ‘círculo’ y cualquier espacio privado al que para entrar hay que pedir permiso. Los traficantes de esclavos españoles llamaban «tangó» a los lugares donde encerraban a los esclavos, tanto en África como en América. El sitio donde los vendían también recibía ese nombre. Antes de 1900 a este género se lo llamaba «tango canyengue », palabra de origen africano. Los negros porteños la pronunciaban caniengue y desde 1900 los blancos lo escribieron y pronunciaron canyengue (con la ye porteña).
El «caminar canyengue» es una manera de caminar del compadrito, de cadenciosos movimientos de cadera. También se lo llama «caminar arrabalero», siendo «arrabal», los suburbios o barrios bajos de las antiguas ciudades de Buenos Aires y Montevideo (en esta ciudad era característica la zona del Bajo con la calle Yerbal). Como lo representa Tita Merello en la película Arrabalera (1945)”
CABA y Montevideo, dos ciudades caprichosamente separadas pero una misma cultura, producto de la fusión de los sectores más denigrados de esta sociedad descartable, dieron origen al tango y que en próximas ediciones seguiremos profundizando en cada de sus aportes ya sea en el lenguaje, en el baile como en el vivir de estas dos grandes metrópolis.